El 18 de Octubre 2013 | 16:03
Resulta un poco vergonzoso reconocer la necesidad de echar un par de miradas a tu espalda conforme te adentras en la macabra historia que desarrolla 'Outlast'. Sin duda, el estilo survival-horror popularizado por el conocido 'Slender', ha tocado techo con este magnífico título cuya jugabilidad y ambientación crearán escuela para nuevos proyectos. A diferencia de otros juegos similares del mercado, 'Outlast' está diseñado para que el jugador no pueda adaptarse fácilmente a una situación repetitiva, como los sustos. Los tipos de enemigos pueden contarse con los dedos de una mano, pero tranquilos, su repulsivo aspecto y sus delirantes frases programadas son ingredientes más que suficientes para obligarnos a meter la cabeza bajo la mesa. El argumento del juego está inspirado en teorías conspiranoicas sobre los experimentos con humanos en la Alemania nazi, pequeñas referencias al proyecto de la CIA "MK Ultra" y la famosa "Operación Paperclip". No obstante, la historia se desarrolla en un marco contemporáneo que permite que la experiencia del usuario sea mucho más inmersiva.
Nos pondremos en la piel de Miles Upshur, un periodista de investigación que ha recibido una información prometedora acerca de una institución psiquiátrica situada en Mount Massive, Colorado. Este lugar fue clausurado en los años 70 por motivos desconocidos, pero al poco tiempo retomó su actividad en manos de una organización benéfica cuyas verdaderas intenciones, según nuestra fuente, están en entredicho. Nuestra misión es sencilla: colarnos en la instalación y recopilar información de lo que podría ser una gran exclusiva. Sin embargo, tras 20 minutos de juego nuestras prioridades profesionales desaparecerán para dar paso a un único deseo, sobrevivir. Pondremos en peligro nuestra integridad física y mental para poner fin al infierno que se ha desatado en aquel lugar.
"¿Cómo puedes saber que no eres otro paciente?"
Gráficamente, el juego le da una patada a muchos títulos de esta generación, exprimiendo al máximo los recursos que ofrece el motor Unreal Engine 3. Las texturas son excelentes, pero la mayor contribución de los desarrolladores ha sido la iluminación de los escenarios, un detalle que juega a favor del miedo. En ocasiones nos sentiremos más seguros en la oscuridad que bajo los delatantes fluorescentes, pero cuidado, eso no significa que en ella estemos a salvo de nuestros enemigos. La física de movimientos es excelente y combina con un elemento bastante innovador dentro del género: un avatar completo. Poder ver las piernas y los brazos de nuestro protagonista no permite tener una experiencia FPS mucho más intensa y realizar acciones dentro del entorno con mucha más naturalidad y realismo, desde abrir una puerta hasta asomarnos desde una esquina.
La ambientación se completa con unas disonantes notas de música para dar énfasis a los momentos de mayor tensión y a los pequeños sobresaltos repartidos por cada nivel, y un rico repertorio de efectos de sonido, cada cual más terrorífico que el anterior. El "factor exploración" se ve incentivado por el miedo constante a quedarnos sin pilas para nuestra cámara cuyo modo de visión nocturna es completamente necesario para evitar a nuestros enemigos. Encender la videocámara en este modo consume nuestras baterías a una velocidad alarmante, lo que nos obliga a llevar un sabio racionamiento de las mismas. Otro detalle que anima la exploración son las notas que escribe Miles cuando se topa con las múltiples y variopintas escenas macabras que pueblan el psiquiátrico de Mount Massive. A esto se suman los documentos oficiales sobre los experimentos realizados en las instalaciones, muy útiles para ir atando cabos dentro de la historia.
Ni en tus peores pesadillas
La angustiosa respiración de Miles y el fuerte crépito de su corazón que amenaza con escapar de su pecho en cualquier momento, nos mantendrán en una tensión constante incapaz de apaciguarse con la reveladora luz verdosa de la visión nocturna. Los ríos de sangre, los torsos amontonados y las extremidades mutiladas nos harán pensar en 'Hostel' de Eli Roth, como en una película para todos los públicos. 'Outlast' no es un juego hecho para todos los estómagos, pero si os atrevéis con él completad vuestra experiencia con la oscuridad de la noche.
La esfera de los estudios independientes nos brinda la oportunidad de disfrutar de un título capaz de medirse contra proyectos de grandes firmas. El escepticismo que giraba entorno a la escapada de grandes desarrolladores como David Chateauneuf, Hugo Dallaire y Philippe Morin, para crear el estudio Red Barrels, se ha disipado gracias a 'Outlast'. No es la primera vez que vemos a reputados miembros de la industria abandonar el barco de los triple AAA y aventurarse en proyectos donde su creatividad no tenga límites, y con 'Outlast' asistimos a un pequeño triunfo de esta doctrina. Un final interesante aunque ambiguo nos indica que sus creadores podrían estar pensando en una segunda parte que, al menos para un servidor, sería muy bien recibida.
Lo mejor:
El objetivo de infundir miedo es superado ampliamente. Innova en la jugabilidad del género y la ambientación parece salida de la peor pesadilla de Stephen King.
Lo peor:
La duración y un limitado número de elementos con los que poder interactuar.