El 15 de Diciembre 2016 | 18:30
'Battlefield 1', 'Titanfall 2', 'Overwatch', 'Doom' y... 'Call of Duty: Modern Warfare Remastered'. Estos cinco videojuegos lucen una mayor nota media en Metacritic que 'Call of Duty: Infinite Warfare' (77), todos ellos competidores directos, bien por el género del shooter o bien por ser multijugadores competitivos, y es algo que seguramente hace años que no ocurre. A pesar de ello, las ventas no le han ido mal a la nueva entrega de la franquicia más rentable para Activision, pero sí si se comparan con la anterior, 'COD: Black Ops III', al que la gente sigue jugando de forma masiva. Al contrario de lo que suele ocurrir, no ha habido un abandono masivo de una entrega a la siguiente, y Activision debe preguntarse por qué.
El motivo más evidente es que 'Black Ops III' es una de las mejores entregas en muchos años, y es algo con lo que le ha tocado lidiar a 'Infinite Warfare'. Mal asunto. El otro motivo ajeno al propio juego es la competencia directa, y es que 'Battlefield 1' es un juego fantástico, con una base de fans también grande, que no es de cadencia anual y que para colmo, se siente diferente a los anteriores. Probablemente 'Titanfall 2' también tenga algo que ver, y es que a pesar de haber sido decepcionante en cuanto a ventas, no lo ha sido en crítica, destapándose como una alternativa más a tener en cuenta. Ante estas razones, poco puede hacer Activision, pero hay otros aspectos que sí puede mejorar.
He elegido capturas al azar de las tres últimas entregas de 'Call of Duty' para acompañar este texto, y ningún jugador medio de la franquicia podría distinguir a cual pertenece cada una. En efecto, son tremendamente parecidos, y en ese sentido, Activision se ha metido en un buen jaleo: aventurarse en la guerra futurista es un punto de no retorno absoluto. No solo por la personalización sin límite de las armas y perks, sino también por unas mecánicas ya adoptadas totalmente como el doble salto o el correr por las paredes, las cuales desaparecerían en el caso de un viaje al pasado como el que ha dado 'Battlefield 1'.
'Call of Duty: Infinite Warfare' no es un mal juego para nada, de hecho es bastante completo. Tiene una buena campaña, un multijugador sólido y un modo zombies, más que suficiente para echar una buena cantidad de horas. Sin embargo también tiene un problema, y es precísamente su multijugador, poco inspirado en todos sus apartados: modos, progresión, mapas, jugabilidad... No solo no arriesga, sino que para muchos, es incluso peor que el de su predecesor, y esto es algo que no pasa desapercibido para quienes tengan ambos juegos. 'Black Ops III' cuenta ahora con todos sus DLC disponibles, con lo que suma una cantidad ingente de contenido, y en resumidas cuentas, parece ser una mejor opción que 'Infinite Warfare'.
Conviene señalar también algo que solemos pasar por alto, pero que no por ello puede (PUEDE) ser menos cierto: los mejores miembros del equipo de desarrollo de la franquicia ya no están. Muchas de las cabezas pensantes de 'COD: Modern Warfare', un juego imprescindible para entender el multijugador competitivo hoy en día, partieron hace ya tiempo creando su propio estudio, Respawn. El resultado en cuanto a calidad de los dos 'Titanfall' hace pensar que quienes lideraban la por entonces potentísima Infinity Ward están ahora en otra parte. De hecho, Infinity Ward ha firmado los que seguramente sean los 'COD' más flojos de los últimos años: 'Infinite Warfare' y 'Ghosts'.
'Call of Duty' no está muerto, ni mucho menos, pero sí cansado. Los síntomas de fatiga se muestran muy poco a poco, pero están ahí, y las soluciones no son sencillas. Cambiar de contexto histórico no parece la mejor opción, así como abandonar su cadencia anual, ya que un año sin 'COD' significaría perder aún más ventaja con sus competidores. Por lo pronto, un lavado de cara gráfico es prácticamente imprescindible, pero sin duda, lo que más necesita la franquicia es otro 'Modern Warfare'. No una cuarta entrega de esta subsaga, ni una remasterización, sino un juego que signifique lo que aquel. Lo que viene a ser un game changer. No sé si lo veremos, y es que todo depende de hasta qué punto verá Activision las orejas al lobo.