El 19 de Junio 2017 | 13:10
No. No voy a comenzar hablando de la potencia. No me resulta interesante, de hecho. Decían en The Verge hace un par de días que "Xbox One X es una caja aburrida que guarda en su interior componentes potentes" y, en buena medida, si pensamos simplemente en la potencia, esta es una realidad irreductible. Es decir, llevando el debate de los videojuegos a los teraflops exclusivamente desaparece en el camino buena parte de lo que compone la experiencia de jugar a videoconsolas en la actualidad. Por otro lado, reducir todo lo que Xbox está planteando a un puñado de especificaciones de componentes es también tramposo. Es cierto que Xbox One X va a ser la consola más potente del mercado, es cierto que este es un elemento interesante, es igualmente certero que para muchas personas es un condicionante básico, y es radicalmente evidente que el salto respecto al resto de videoconsolas es notorio. Sin embargo, la transformación de Xbox necesita ir, y de hecho va, un paso más allá.
De esta forma, el atractivo fundamental del proyecto que de alguna forma culmina en Xbox One X es la idea de ecosistema que Microsoft introdujo con Play Anywhere. El planteamiento de que Xbox sea un espacio de juego no vinculado a una plataforma concreta, necesita de una gama de elección amplia para todo tipo de jugadores. Así, el jugador exigente a nivel técnico e imbuido en la amalgama de los componentes jugará en su ordenador de gama alta, mientras que ante el consolero amanecen por ahora dos posibilidades: la más modesta a todos los niveles con Xbox One S y la gama superior a todos los niveles con Xbox One X. Sin embargo, todos estos perfiles, bastante diferenciados entre sí, están unidos a través de Xbox como servicio, unificando comunidad, monedero, cuentas y catálogo. Este es un camino que progresa paso a paso, con la convicción, por parte de Phil Spencer, de que su interés es vender videojuegos y no sólo hardware: "No deseo entrar a valorar números, pero debemos pensar en el hardware como una parte del negocio, pero no como en la parte para hacer dinero. Sino que la parte con la que debemos generar dinero es con la venta de juegos".
La dura competencia
Quizá Microsoft no ha sido en este E3 lo suficientemente contundente al lanzar este mensaje tan esclarecedor, por permanecer la vista demasiado fijada en PlayStation y su PS4 Pro. Una mirada fija y recíproca, que culmina en mensajes cruzados de parte y parte. Sony: "La retrocompatibilidad es algo que se pide mucho y no se usa tanto"; mientras Microsoft erige como lema punzante: "Auténtico juego en 4K" para la nueva consola.
40% más potente que cualquier otra consola. #XboxOneX: https://t.co/5ZWMCMt5GWpic.twitter.com/52iHQ5yUu9
— Xbox España (@Xbox_Spain) 15 de junio de 2017
Pero, pasando por arriba de los teraflops y el cruce de miradas desconfiadas, en la era digital un modelo de ecosistema me resulta evidentemente atractivo. Casi ético. Hace unas semanas la gente de El Complejo Lambda concluía en uno de sus debates con la idea de que comprar en digital para consola es, en buena medida, tirar el dinero. Esta idea no necesita llegar a la conclusión catastrofista de que cuando se cierren los servidores de PS3 o Xbox 360 en un futuro espero muy lejano nuestros videojuegos quedarán inaccesibles, sino que para acceder a todo el contenido que durante años pague en PS3 necesito conectar de nuevo mi PS3 al televisor. Es ridículo, porque sigo jugando en PlayStation, con la misma cuenta que utilizaba en PlayStation 3, a nuevas entregas de las mismas sagas, y comprando en una tienda que se llama igual, PS Store; pero, por alguna razón, asumimos como normal no poder acceder a los videojuegos de la pasada consola, habiendo naturalizado lo errático.
La continuidad para el catálogo
La cualidad efímera de lo digital unido al hardware generacional de consolas, así como lo etéreo de comprar una descarga y no una caja con un disco, impone la necesidad de que, como en ordenador, la retrocompatibilidad deba ser obligación en nuestro momento. La idea de que en una Xbox One pueda jugar a juegos de la primera Xbox, de Xbox 360, de la propia Xbox One, en ordenador, con la gente de PC, con una sola cuenta y sin pasar de nuevo por caja, creo que articula lo que un jugador exigente hoy puede desear. Evidentemente el PC sabe mucho de esto, porque el modelo es exactamente igual, pero es igual de evidente que el PC no ha sabido conquistar todavía el salón, y Xbox puede ser el hilo conductor para estas dos plataformas tan similares en cuanto a contenido y tipo de jugadores, y tan tradicionalmente alejadas entre sí.