El 3 de Noviembre 2017 | 13:37
Han pasado ya unos años desde que Microsoft y Phil Spencer le dieran un giro de 180 grados a las políticas de Xbox. En este periodo de tiempo, hemos visto como se ha lanzado al mercado la retrocompatibilidad con Xbox 360 y la Xbox original, rompiendo las barreras que hasta el momento separaban las generaciones de consolas; así como dos nuevas máquinas, Xbox One S y la flamante Xbox One X (que se pondrá a la venta el próximo martes 7 de noviembre.
Podemos decir bien alto, sin miedo a equivocarnos, que con el lanzamiento de Xbox One X Microsoft llega al final de un camino, poniendo punto final a una época de transición importante. Al mismo tiempo, este hecho puede tener dos significados muy importantes para la gente de Redmond. Por un lado, podemos asistir al desenlace de la generación de Xbox One (aunque este hecho puede ser algo progresivo) y, a la vez, podemos estar delante del inicio de una época dorada para la firma norteamericana; la cual podría estar basada en lo más importante para muchos jugadores... ¡Los videojuegos!
Un proceso que llega a buen puerto
Desde la próxima semana, Microsoft se pone al frente de una generación con la consola más potente de la historia, una máquina enfocada a disfrutar de los videojuegos en las mejores condiciones posibles, resoluciones 4K, una tasa de frames alta y estable, mejoras en las texturas, etc.; un hardware que cumple con lo que promete y del cual no solo se aprovecharán los próximos lanzamientos, sino que numerosos títulos que forman parte del line up desde hace tiempo, como 'Halo 5: Guardians', también sacarán a relucir sus bondades.
Sin embargo, en estos momentos también hay una corriente de opinión importante, que considera que el lanzamiento de Xbox One X llega tarde, con una generación muy avanzada y en la que PlayStation golea a los de Seattle. En mi opinión, se trata de un movimiento bastante acertado, ya que, dentro de la política de Microsoft de romper barreras generacionales, Xbox One X puede dar guerra mucho más allá de la vida de PS4. De hecho, posiblemente su mayor inconveniente a día de hoy puede ser compartir mesa con Xbox One estándar y PS4, estoy cien por cien seguro que lo mejor está por llegar, y será cuando todas estas máquinas no tengan que convivir.
Quizás estoy siendo un punto idealista o excesivamente optimista, pero creo que Xbox One X puede suponer el comienzo de algo muy gordo para Microsoft, quien sabe si estaremos delante del inicio de una nueva era (eso lo dictará el tiempo); pero hay una cosa clara. Hoy en día, todos aquellos jugadores que hayan tenido una Xbox en casa tienen una excusa perfecta para acercarse a One, poder aprovechar sus juegos. Aunque eso no es todo, y es que desde el próximo día 7 se cambian las tornas; Xbox One X pasará a ofrecer la mejor experiencia posible en consolas, un motivo de peso a la hora de ir a la tienda. Ahora solo falta que Microsoft ponga el broche de oro con una serie de lanzamientos imponentes first party.
Independientemente de lo que pase, lo único que puedo decir en estos momentos (apoderándome de un antiguo eslogan de Xbox 360 ) es: "Jump In".