Sabemos que este tema se ha tratado ya antes. Siempre está esa cantinela clásica de "por lo que vale una consola no tienes un PC en condiciones". Y lo cierto es que, desde el punto de vista del gamer "al uso", es verdad. Una videoconsola es directa (bueno, tal vez ya no tanto), un dispositivo en el que no hay lugar a cambiar componentes - para el usuario, decimos - y a la vez un compendio de todo lo necesario para que los juegos están configurados al máximo de sus cualidades sin tener que atender a compatibilidades ni a diferencias en la configuración visual o sonora del título en cuestión.
Llega la bestia
Xbox One X está ya entre nosotros y muchos son los que se plantean qué conllevaría (especialmente a nivel monetario) conseguir un PC con la potencia de la máquina de Microsoft. Bien, pues antes de entrar en eso, vamos a clarificar unas cuantas cosas: para empezar, la arquitectura de la última versión de Xbox One es específica para la consola. Es muy difícil (o bastante desastre) intentar armar un PC tal cual, pues la mayoría de los componentes o no llegan o exceden la calidad de lo que nos ofrece Microsoft. Respetando las distancias pertinentes, obviamente un PC siempre va a valer un poco más, pero también va a servir para mucho más. Empezando porque el catálogo de las máquinas es distinto (pese al interés de Microsoft por crear un ecosistema compartido). Una diferencia básica entre ambos es la existencia del catálogo de Steam. Pero sin más dilación, sin entrar en las demás posibilidades de un PC (no relacionadas con los videojuegos) y sin hacer esperar más al lector, vamos a "montar" un ordenador lo más cercano posible a la calidad gráfica de Xbox One X.
Empezamos por el tema de procesamiento, que quiere decir que podemos arrancar directamente por un procesador Intel Core i7-7700K. Advertimos que aquí empieza la diferencia: este va a 4.50 GHz mientras que el de One X corre a 2.3GHz. Pero todo sea por ir hacia algo similar. Id apuntando 300 euros a la cuenta. Pero ahora vamos con los Teraflops para los gráficos: no nos tenemos que ir a los modelos más recientes de Nvidia para esto. De hecho, la 1080 Ti ya los excede, con 10'5 TFLOPS, así que nos podríamos a ir a la GTX 1070 y sus 6'5 TFLPS. Pero hay un problema: en depende de qué juegos, esto no nos da para 4K. Vuelta a la 1080 (que sí llega a los 4K sin problema), lista para VR y con todo lo necesario para hacernos disfrutar... pero mirad el precio: a partir de 769€.
Xbox One X tiene unos nada desdeñables 12GB de memoria RAM, que no es una cantidad muy común en "pastillas" de este componente para PC's, pero con tal de emular el efecto, vamos a meterle una G.Skill Aegis DDR4 2133 PC4-17000 8GB CL15 y una G.Skill Aegis DDR4 2133 PC4-17000 4GB CL15 (los dos modelos similares pero con 8 y 4 GB respectivamente). Vamos con el disco duro, que es de 1TB, y en esto vamos a no complicarnos mucho: nos quedamos con un Toshiba L200, 2,5 pulgadas, 5400 rpm (69'90€). El lector de Blu-Ray... Bueno, sabéis que en PC no suele haber "lector" sin un grabador de otro formato de paso, así que lo más sencillo (y buscando que sea interno) sería un Asus BC-12D2HT (Grabadora DVD Lector Blu-Ray Interna SATA) que cuesta 68,20€. Ah y ya que Xbox One X tiene una buena tarjeta de RED, en PC no nos podemos quedar cortos y le añadimos una Startech Tarjeta de Red PCI Express Ethernet Gigabit con 4 Puertos RJ45 Chipset Intel i350 por nada menos que 259 euros.
¿Para qué queremos la máquina? Conclusiones
Pese a intentar recortar de aquí y de allí, Xbox One X cuesta (redondeando) 500€ y un PC "similar" (aunque en nuestro caso con más potencia gráfica para ofrecer 4k cómodamente) nos sale por... 1631 euros, y esto contando con que nos conformemos con que la gráfica sea la que se encargue también del sonido y nos lo mande por HDMI a la pantalla (o lo saquemos directamente por una salida óptica). La diferencia es abismal, y realmente, Xbox One X se presenta como una auténtica "ganga" en lo que a precio y potencia se refiere. No obstante, no perdamos de vista lo dicho antes: la gráfica que hemos usado es muy superior a la de la consola de Microsoft, el catálogo (y su precio) van a ser bien distintos y las posibilidades multimedia varían. Nos preguntamos qué ocurrirá cuando Xbox One acorte distancias, consiga soporte para teclado y ratón (que tantas veces se ha avisado que llegaría) y ofrezca la experiencia más similar posible a un PC. Si Microsoft incluso se sacará de la manga la compatibilidad de su Office 365... Hay mucho por imaginar y explorar. De momento, os animamos a elegir en función a vuestras necesidades. Y a, sobre todo, no desdeñar un sistema en pro de otro.