El tráiler del nuevo 'Wolfenstein 2: The New Colossus' llamado "No Más Nazis" ha despertado muchas líbidos, sobre todo las de los fans de la saga y los shooter gamberros en general... pero lo cierto es que su trasfondo es especialmente bizarro a la vez que potente. Estamos ante una distopía de un nivel aún superior al de 'The Man in the High Castle'. Esa realidad alternativa en la que los soldados nazis consiguen tomar Norteamérica, transformando el mundo que conocemos en una ampliación de uno de los regímenes nacionalistas más devastadores de la Historia de la humanidad.
Pero aquí no estamos para hablar de la triste política del pasado, sino de la representación que se hace en el tráiler del nuevo juego de la realidad alternativa en la que nos sitúa. Una auténtica extensión de la Alemania pre Segunda Guerra Mundial, en la que el orden y la represión lo son todo. En gran medida, ver los soldados nazis me ha recordado poderosamente a las tropas Helgast de Killzone, que desde el principio han tenido ese "puntito" que nos hacía pensar en una versión alternativa del ejército alemán de tiempos pasados, pero con un look avanzado. Muchos podemos plantearnos (sin ir descaminados) que despojar de rostro a los personajes es un mero recurso para conseguir ahorrar en apartado gráfico, pero nada más lejos: en una sociedad como la que se propone en el título, cada persona tiene un rol fijos, y su identidad está totalmente supeditada al lugar que se le da en función de su procedencia. La humanidad programada. La falta de libertad.
Y como última repercusión, la devastación absoluta: la falta de personalidad completa. Como si de un ajedrez se tratase, cada soldado tiene un mismo uniforme, que incluso elimina la raza (y es que total, va a ser aria...); son peones. Cada uno tiene su función, aunque sea mortífera, y la única diferencia es el color del uniforme y sus piezas. Pero esto de los uniformes no es algo que digamos nosotros: ya en los colegios se recurre desde hace décadas a una vestimenta homogénea para eliminar las clases sociales. ¿Es que estamos hablando bien de este sistema, aseverando que todos son iguales? No. Todos los personajes son iguales... dentro de su categoría.
Cada represión crea sus propios enemigos
Esta falta de libertad, las órdenes continuas, el régimen nacionalista con el terrible ambiente de represión y clasificación de la sociedad se ven reflejados también en el lenguaje, el talante, la actuación. Mientras los enemigos parecen auténticos hombres de hielo, hieráticos a más no poder, aterradores, los protagonistas recurren a un lenguaje más relajado, con expresiones y actuaciones fuertemente influenciadas por las etnias y con un sentido del humor que se contrapone a la actitud fría y severa del enemigo, que por otro lado, no duda en machacarnos de manera sistemática. Y es que Wolfenstein nos muestra algo diferente: esa sociedad a la que podríamos llegar si venciese un sistema de gobierno diferente. Los extremismos no son buenos, aunque por suerte, siempre que estén reflejados en el mundo de la ficción, sí que lo vamos a pasar bien. Y en Bethesda, además de llevar a cabo un potente reflejo, nos ofrecen la antítesis divertida, que a la vez de hacernos pasar un buen rato, potencian el lado más diabólico de los nazis, despojados de humanidad y que corren como si de figuras de un juego de estrategia se tratase. Que levante la mano quien no tenga ganas de echarle el lazo al nuevo Wolfenstein... que no le vamos a creer, en absoluto.