El 29 de Agosto 2018 | 07:52
Ayer, los medios se hicieron eco de la historia de Veronica Leaning, una fan de 'Harry Potter' que estaba planificando su funeral para que estuviera basado en la saga. Dicho así, y sacado de contexto, puede sonar extraño; si indagamos un poco, y vemos que Leaning tiene 78 años y un cáncer terminal, podemos comprender hasta qué punto pertenecer a un fandom puede aliviarla. Porque el hecho de preparar su funeral, de ambientarlo en algo que realmente la apasiona, hace que normalice algo más la situación.
Con este ejemplo quería comenzar mi artículo izando la bandera blanca, hablando de todo lo positivo que ser fan de un libro, de una serie, o de un videojuego, puede llegar a tener. Puedes conocer a gente con tus mismos intereses y aficiones, crearte incluso un grupo de amigos que comprendan tu sentimiento fan, y acabar conociendo, quién sabe, a tu pareja. Los fandom han aportado muchas cosas buenas a todos los que forman parte de ellos, por supuesto. Pero muchos de ellos han acabado volviéndose extremadamente tóxicos.
Podría hablar de decenas de fandoms que se han vuelto tóxicos, como el del grupo BTS, el de 'Star Wars' o el de la serie 'Steven Universe'. Pero permitidme que, en este caso, todos los ejemplos que os ponga sean con el fandom de 'Harry Potter', puesto que es el que conozco de cerca.
Antes de ahondar un poco más, os señalaré que soy firme defensora de formar parte de un fandom, del que sea, del que más te llene. No solo te sirve como hobby o pasatiempo, sino que conocerás a mucha gente, irás aprendiendo cosas nuevas y quién sabe si descubriendo películas o series que de otro modo se te habrían pasado por alto. Pero ser fan de algo no implica, automáticamente, desprestigiar todo lo que no sea ese libro o esa película.
'Harry Potter': ejemplo de todo lo que va mal en un fandom
Si hay un fandom tóxico en internet ahora mismo, ese sin duda es el de 'Harry Potter'. Esto no significa que todos sus miembros lo sean, pero sí que hay una especie de subgrupo dentro de ese fandom que lo es. Hay fans de la saga (tanto cinematográfica como literaria) que desprecian a todo aquel que "ose" señalar que no le gustan las películas, o que la historia no le atrae lo más mínimo; esto, dentro de lo que cabe, podemos encontrarlo en todos los fandoms. Pero hay más. Si te declaras 'potterhead', te hacen un examen detallado y debes demostrar no solo que has leído los libros o visto las películas, sino que has memorizado casi cada punto; y recordemos que ser fan de algo no es incompatible con tener mala memoria.
Todo esto acaban siendo minucias, detalles que prácticamente todos los fandoms tienen en común. El problema viene cuando hay un tumulto debido a que escogen a una actriz racializada para dar vida a una Hermione Granger adulta, y una buena parte del fandom alza la voz para decir que Hermione jamás ha sido negra; sobre todo porque no terminan de comprender que Hermione jamás fue ni negra ni blanca, porque no existió, y depende de la imaginación del lector dibujarla de una forma o de otra. Sobre todo, el problema viene cuando una persona ajena al fandom se hace una foto con uno de los actores (en este caso concreto, con Rupert Green) y se la ataca sin piedad, tachándola de "muggle" como si eso realmente fuera un insulto, de "poser" y de falsa. Cuando, recuerdo, lo único que ha hecho es hacerse una foto con un actor famoso que tiene vida más allá de la saga de 'Harry Potter'.
Justo ahí reside la toxicidad de la saga: en ser tan, tan fan de algo, que se lleva por bandera la falta de respeto a todo aquel que no lo sea. Lo dicho, en este caso el ejemplo es la saga de 'Harry Potter', pero bien podríamos hablar de la saga de 'Star Wars' y los incontables ataques a Kelly Marie Tran.
El problema no es ser fan, es ser intransigente
Ser fan de algo es positivo, ¡siempre! Porque aporta a tu vida un color diferente, te sirve para pasar el tiempo libre y te permite conocer gente. El problema es cuando se pasa al fanatismo, con todo lo que esa palabra implica; cuando, por considerarte Gryffindor, decides atacar a todo aquel que se denomine Slytherin (recordemos que Dumbledore defendía la unión de los alumnos por encima de las casas). O cuando por considerarte fan avasallas a todo aquel que dice que esas películas no terminan de resultarle atractivas. Eso es fanatismo, no ser fan.