El pasado 11 de febrero 'Final Fantasy VIII' cumplió 18 años desde su lanzamiento en Japón. Puede que aún falten un par de años para una cifra realmente redonda, pero no os voy a engañar: tenía ya muchas ganas de hablaros de él. Porque la octava entrega de la famosa odisea es una de mis favoritas dentro de la saga. Pero el artículo de hoy no va de argumentar los motivos por los cuales pienso que está muy infravalorado con respecto a otras entregas, pues al fin y al cabo toda la saga es fantástica y a nivel subjetivo cada uno tenemos nuestros gustos; más bien es un artículo que pretende recordar algunas de aquellas imágenes, algunos de aquellos tramos, vídeos o momentos del juego que han quedado grabados a fuego en nuestras retinas. Un juego que tenía la difícil tarea de sorprender tras el enamoramiento que habíamos sufrido muchos con 'Final Fantasy VII', y que cuanto menos fue realmente espectacular.
Top 5 mejores momentos
Empecemos por el puesto número 5, para ir subiendo hasta el momento más estelar. Y supongo que a estas alturas no hace falta decir que puede haber algún que otro spoiler en el resto del texto. Imagino que la mayoría de los que habéis entrado aquí lo habéis hecho porque conocéis el juego de sobras, pero el aviso es importante. Vamos allá: el primer "momentazo" es sin lugar a dudas la mítica intro del juego. Porque no hay mejor forma de intentar atrapar al jugador que demostrarle desde el minuto 1 que lo que se avecina es grande. 'Liberi Fatali': una de las melodías más impactantes, espectaculares y brutales que hemos escuchado jamás en la introducción de un juego, aderezada de imágenes misteriosas (y que siguen sirviendo para múltiples teorías hoy en día), y de la batalla inicial entre Squall y Seifer. Una carta de presentación alucinante, y una demostración del potencial de PSX y de la extinta Squaresoft en relación a las escenas de vídeo generadas por ordenador.
Sigamos con el segundo gran momento de 'Final Fantasy VIII' para mí: el asalto al jardín de Galbadia. En este caso no estamos ante un momento que brille justamente por una escena de vídeo (que la hay), sino más bien por lo épico de la contienda que se produce entre el jardín de Balamb y el de Galbadia. El grupo está separado, y llega un momento en el que Squall tiene que tomar el timón para rescatar a Rinoa, defender su preciado jardín, y finalmente asaltar el de Galbadia en busca de Edea. ¿Lo mejor? Ese salto de riesgo desde la azotea acompañado de una batalla a puño limpio con un soldado rival en plena caída libre. Vayamos ahora al tercer momento clave: el examen de Dollet. Muchos lo pudieron disfrutar ya en aquella famosa demo que una revista española regaló antes de que el juego saliera a la venta. Pero no es lo mismo entenderlo y verlo en el propio contexto de la aventura. Ese barco llegando a la bahía de Dollet, la luna llena palpitando, otra de las melodías más geniales de absolutamente toda la saga, y sobre todo la persecución al final del examen, con esa araña gigante a la que finalmente Quistis le da fin con la ametralladora. Alucinante.
Y como no, he dejado lo mejor para el final. Así que ahora le toca el turno al segundo gran momento del juego: el encuentro espacial entre Squall y Rinoa. Porque la historia de amor que se vive en 'Final Fantasy VIII' es tan bonita y especial como la de 'Final Fantasy X' entre Yuna y Tidus, pero además añade un componente especial gracias al hecho de que los personajes cambian completamente su carácter (sobre todo Squall) desde el principio hasta el final de la aventura. Y ese momento en el espacio que vivimos cuando Squall rescata a Rinoa de una muerte segura, sumado a la incertidumbre del momento, no es más que la culminación de un punto de inflexión que ocurre en aquel punto de la historia. Y no es un momento exactamente feliz, porque lo que nos espera cuando aterricemos en la Tierra... supone una nueva separación. Todo, con la pasional y fantástica melodía de 'Eyes on Me' acompañando en todo momento.
Ahora sí que sí, ha llegado el momento de desvelar mi secreto más preciado del juego: ese punto de la historia que cada vez que rejuego el título estoy esperando con muchas ganas. Nada más y nada menos que el tramo final del primer CD. Magistral en ambientación, trama, giro de guión, banda sonora y sobre todo batalla final. Todo ocurre en Deling, la ciudad en la que Edea tiene que dar un discurso como nueva embajadora de Galbadia. Nosotros, tenemos ya en mente un gran plan que hemos trazado: el asesinato organizado de la bruja. Apenas hace unas horas que conocemos el auténtico fin de los Seed, y en una operación conjunta entre el jardín de Balamb y el de Galbadia (y con Irvine recién estrenado en el equipo), no podemos fallar esa noche: un solo tiro será vital. Lo que más me gusta de ese momento no es solo el vídeo al que asistimos justo antes de esa batalla contra Edea, y el disparo fallido de Irvine; sino toda la operación a múltiples frentes. Squall e Irvine como equipo ejecutor, Zell, Quistis y Selphie encerrados contra su voluntad y sin la posibilidad de poder avisar; y Rinoa intentando tomarse la justicia por ella sola. Apoteósico y uno de los mejores finales de un CD en toda la saga.