El 2 de Diciembre 2016 | 19:07
Pues anoche fue la gala de los The Game Awards. La coletilla de los "Oscar del videojuego" le persigue, o más bien se la autoimpone, desde que ha ido ganando cada vez más popularidad. Desde luego las similitudes están ahí: se reparten premios como en los Oscar, pero a videojuegos en vez de películas. Sin embargo, a estas alturas todos somos perfectamente capaces de darnos cuenta de que la finalidad de este símil no es meramente definitoria. Los TGA quieren ser una autoridad como los Oscar en su medio, y por ello lo que buscan es el prestigio, vanagloriándose de ser los adalides que contribuyen a fomentar una imagen de los videojuegos como obras culturales perfectamente dignas.
Habría que ver hasta qué punto esos Oscar son realmente una señal de cine de calidad y un reconocimiento de alto nivel, porque recordemos que muchos representantes de la Academia ni siquiera llegan a ver todas las películas nominadas, o incluso votan a boleo. Pero el caso es que se trata de una ceremonia ampliamente reverenciada, y ganar un premio en ella es símbolo de éxito absoluto en tu carrera. La gente encontrará esa película en los años posteriores y verá que tiene uno o varios Oscars, y eso llamará la atención. No entraré en sí se lo merece o no, no me parece nada descabellado que el shooter de Blizzard haya ganado el mayor galardón, y bastante he escrito ya defendiéndolo. Pero a diferencia de lo que comentaba antes, los que encuentren 'Overwatch' dentro de un tiempo, cuando el juego deje de estar en primer plano, tal vez no vean que ganó el premio a Mejor Juego del Año en los TGA, sino que ganó 80, 100, o 200 premios a GOTY.
Estamos obsesionados con dar premios. Se trata de una industria tan pasional que el baremos es tan exagerado como impersonal. Lo que importa no es lo que un crítico haya dicho sobre un juego, sino la media global que tiene en Metacritic. Tampoco importa que un título haya ganado el primer premio en los TGA, sino que este haya arrasado en los galardones otorgados por prácticamente todos los medios del sector, y eso al final le quita valor al reconocimiento individual del por qué esa obra merece semejante ovación.
Existen montones de festivales de cine también, cada uno con sus premios, por supuesto, pero la inmensa cantidad y variedad de películas hacen que estén más delimitados, y los premios que se erigen como el mayor referente universal son los que, por mucho que nos pese, tienen una mayor tradición (y ya sabemos cómo son las tradiciones): los Oscar de la Academia. Los TGA buscan labrarse esta tradición también. Otra cosa es que vayan por el buen camino.
La gala de este año se puede resumir fácilmente en Kojima, Keighley, 'Death Stranding', 'Mass Effect', 'The Walking Dead', 'Overwatch', y alguna cosa más. Efectivamente, de todo lo mencionado, lo único relacionado con los galardones es 'Overwatch'. El resto, publicidad. Todas esas "World Premieres" que te obligan a quedarte ojiplático frente al monitor esperando ver algo único y en directo, exactamente igual que otro evento mundialmente conocido en torno a los videojuegos: el E3 y sus conferencias.
Una feria en la que las compañías que mueven el cotarro nos intentan vender la moto. Y no les culpo, es su cometido vaya, y a nosotros nos encanta porque sabemos a lo que vamos. Pero, ¿qué son los TGA? Supuestamente son el baluarte de la prensa del sector, con numerosos críticos especializados ejerciendo de jurado. Una cumbre de la opinión, la crítica y el gusto por este medio; esta vez los protagonistas no son las empresas, sino los que jugamos. O al menos debería ser así, porque al final lo que más los define son todos esos anuncios exclusivos mundiales que generan miles de titulares, justo como en el E3. No es ningún secreto que los premios son una simple excusa.
Y esto, volviendo a esta comparación tan desafortunada, ya no es como los Oscar. No estás repartiendo premios, estás vendiéndoselos al público. Es la conclusión lógica a esa industria pasional que comentaba antes: compañías que capitalizan esa pasión y convierten el ejercicio de simplemente decir que te gusta uno u otro juego en más publicidad. Pero eso al medio le da igual, siguen habiendo 80, 100 y 200 GOTYs. Porque al final se trata de una industria deseosa por obtener reconocimiento y que se le tome en serio. Quiere tener esos Oscars del videojuego, y para eso empleará los métodos que hagan falta, aunque atenten contra la propia labor crítica para con los videojuegos.