El 9 de Noviembre 2017 | 18:55
Se abre aquí la Caja de Pandora. Posiblemente el punto de inicio para uno de los debates encarnizados durante lo que resta del año, en ese momento en el que el GOTY se debate en todo rincón. 2017 va a ser un año de lucha encarnizada entre grupos de amigas y amigos, porque 2017 concluye como un año indiscutiblemente histórico. La cantidad y calidad del catálogo de los últimos 12 meses, junto a algún título que todavía está por llegar, es fruto de esos momentos que sólo pueden surgir cuando un hardware está maduro, los equipos de desarrollo han tenido tiempo de trabajar sobre él, y se le puede sacar verdadero partido. Eso, y el estallido de Nintendo Switch, que llega pisando fuerte.
Efectivamente, el debate del GOTY en muchos casos se reducirá a la competencia interna entre franquicias Nintendo: ¿'Zelda: Breath of the Wild' o 'Super Mario Odyssey'? Son juegos muy diferentes, evidentemente, no tienen nada que ver en género, planteamientos, objetivos... Apenas si se rozan en algún punto. Sin embargo, en la vida hay que elegir. Quizá haya quien pase noches sin dormir dándole vueltas, otras y otros varíen en su decisión según el día, incluso habrá quien no sea capaz de quedarse con "papá o con mamá". En este caso hago acopio de visceralidad, y desde el primer momento he tenido la seguridad de que 'Zelda: Breath of the Wild' es el juego.
La perfección en un sentido estrictamente formal no necesariamente se ha de acompañar de la visceralidad, o del componente emocional. Esto es, muchos de mis juegos favoritos, muchos de los tuyos seguramente también, no son juegos perfectos. Algunos de mis favoritos ni siquiera serán "buenos" para el grueso de la gente. Sin embargo, hay algún rasgo que los alza por encima de los demás en la mirada de cada uno de nosotros. En términos formales, quiero decir, 'Super Mario Odyssey' resulta mejor juego que 'Zelda Breath of the Wild'. Incluso voy más allá, 'Super Mario Odyssey' presenta uno de los juegos con menos fisuras que he jugado en toda mi vida: hay que ser muy puntilloso y acudir a esquinas en realidad irrelevantes, para sacarle el "pero" a 'Super Mario Odyssey'. En este sentido, 'Zelda Breath of the Wild' es, de alguna manera, más fácil de atacar.
Zelda y la innovación
Pese a todo ello, 'Zelda Breath of the Wild' se descubre como un juego paradigmático, y ahí está la razón por la que encuentro en la obra de Aonuma y su equipo lo más interesante del año. Nintendo, tradicionalmente tachada de conservadora en su modo de hacer, con 'Zelda: Breath of the Wild' rompe sin tapujos todos los tópicos. Así, el último 'Zelda' resulta, no sólo un juego rupturista dentro de su propia licencia, sino que también se defiende como un juego genuinamente innovador en un género tan poblado como la aventura de mundo abierto.
El motor de físicas desarrollado para 'Zelda: Breath of the Wild' despliega un abanico de posibilidades a la hora de experimentar con el universo de Hyrule como nunca antes lo habíamos visto. La manera en la que se utiliza el fuego, sin ir más lejos, aprende de los juegos de creación y supervivencia para que la narrativa emerja en cada paso.
En el fondo, la clave está en que se juega "con" 'Zelda: Breath of the Wild' y no "a" 'Zelda: Breath of the Wild'. Esto es, el último 'Zelda' está llamado a la experimentación, al aprendizaje, al crecimiento. Será imitado, pero se muestra tan absolutamente rompedor con lo que habitualmente se venía haciendo en el género, que todavía no ha habido margen temporal para que nadie se acerque lo más mínimo a lo que en marzo descubrimos.
Este efecto de ruptura más allá de los límites de su licencia en 'Super Mario Odyssey' no está tan claro, que define más un ejercicio de excelencia, una labor de artesanía y una indiscutiblemente muestra de talento. Para muchas personas, quizá para la mayoría, lo más divertido o atractivo de jugar sea 'Super Mario Odyssey', pero llegados al cierre de año siempre me ha gustado premiar la innovación o la experimentalidad, y justo por eso digo que en todo lo he tenido muy claro con la elección entre este binomio. ¿Y tú, con cuál te quedas?