El streaming de videojuegos está muy bien, pero prefiero jugar que "picotear"

Esta semana hemos asistido al lanzamiento oficial de GeForce NOW, el nuevo servicio de streaming de NVIDIA que, tras un largo periodo de pruebas, ya se encuentra disponible en el mercado en un montón de dispositivos distintos (incluidos smartphones). Y la verdad es que no está nada mal su propuesta: nos permite jugar en streaming y a máxima potencia a juegos que ya tengamos en nuestra biblioteca de Steam y en cualquier lugar y dispositivo. De esa forma, es posible hacerlo sin necesidad de disponer de un PC Gaming de grandes prestaciones. Un modelo muy similar al que nos ofrece Google con Stadia. Y por supuesto, ahí están propuestas tan accesibles como PS Now o Xbox Game Pass. Esta última, con una cantidad de juegos AAA realmente abrumadora y un precio más que atractivo.

¿El futuro?

Dicho todo esto, no seré yo el que niegue que estas plataformas han llegado para quedarse (y en el futuro se sumarán gigantes como Amazon). Y tampoco seré yo el que niegue las bondades que ofrece ahora que las conexiones están mejorando. Tampoco la comodidad y un montón más de ventajas objetivas. Sin embargo, a nivel subjetivo (y creo que os pasa a muchos), hay algo que no me acaba de gustar. Cuando pagamos este tipo de servicios pensamos... son baratos, teniendo en cuenta lo que llegan a ofrecer. Y es verdad. Pero el problema real es... ¿realmente amortizo el pago? Sin ir más lejos, hoy en día acabamos acumulando tantas sucripciones, que difícilmente las aprovechamos todas.

Además, está el problema añadido de que, a día de hoy, es muy fácil hacerse con una colección grande de videojuegos por una cantidad de dinero por la que años atrás no pagabas más de uno o dos juegos. Incluso si dejamos de un lado el streaming y las suscripciones. Y eso acaba comportando que, de una u otra manera, tengamos mil juegos pendientes que jugar. Y eso, a veces, incluso nos estresa. Se acumulan y al final, encima, muchas veces acabamos jugando igualmente a lo que realmente nos apetece. Que no siempre coincide con lo que nos ofrecen esas plataformas de suscripción.

Un poco de todo

Por eso, en muchas ocasiones tendemos a "picotear" más que a jugar. Queriendo jugarlo todo y no centrándonos en un título hasta terminarlo. Y es algo que a veces es chulo, porque no dejas de descubrir experiencias nuevas. Pero tengo que admitir que en muchas ocasiones añoro esos tiempos en los que no solo explotabas bien un juego, porque no te podías permitir más, sino que además lo repetías sin aburrirte. Seguramente que hay un término medio, y con fuerza de voluntad se puede encontrar un gran equilibrio, pero no es fácil. Y la sensación general es que hoy queremos "quitarnos de encima" esos pendientes para ir al siguiente. Y nunca hay fin, porque es imposible jugar las cosas al mismo ritmo en el que se añaden al mercado. Bueno, al mercado no, sino a nuestra propia biblioteca.

Y la gota que colma el vaso la encuentro, personalmente, en mi pasión para los videojuegos a todos los niveles. Es decir, que si encima te gusta lo retro tanto como lo actual (o más), el problema se multiplica. Porque por más juegos pendientes que tenga, siempre me acaba apeteciendo hacerme con esa remasterización, ese remake, o directamente rejugar cosas que me han marcado tanto como 'Metal Gear Solid' o 'Final Fantasy VII', de vez en cuando. De todas formas, es fantástico poder contar con tantas —y tan diferentes— opciones hoy en día y eso solo puede ser una ventaja. Siempre habrá tiempo para gestionarlo todo mejor, ¿no?