El 24 de Marzo 2019 | 11:24
Pasan algo más de las 10 de la mañana del domingo posterior al gran anuncio de Google para el futuro de los videojuegos cuando empiezo a escribir este artículo de opinión. Desde que la gigante de Internet anunciase Stadia como su plataforma de videojuego, y tras probar PlayStation Now durante los 7 días de prueba gratuita que ofrece Sony, me ha rondado en la cabeza la posibilidad de que realmente este tipo de propuestas se conviertan en el futuro del videojuego dejando de lado el aspecto más "tradicional" del mismo, algo que desde el pasado martes se ha venido comentando por diversas comunidades, donde podemos leer posiciones que ven en Stadia algo similar a la segunda venida de cristo y también su contrario, la llegada del demonio llamado a acabar con el sector.
Soy de los más "abuelos" de la redacción, y quizás por eso tampoco soy totalmente objetivo sobre lo que compañías como Google o Sony me están poniendo en la palma de la mano. Quizás me ocurra como con aquellos cineastas que, con la llegada del cine sonoro, montaron en cólera porque se desvirtuaba el concepto del mismo. No dudo que el videojuego en streaming, al igual que ha ocurrido con el cine, la música o la televisión, sea un auténtico avance tecnológico. Si lo negara estaría indirectamente "pegándome un tiro en el pie" como suele decirse, pues parte de mi trabajo pasa por generar contenido para este tipo de consumo, pero sí encuentro importantes diferencias entre ellas, diferencias de especial relevancia o peso a la hora de poner sobre una balanza si realmente es el futuro o si estas propuestas vienen a arrasar con todo lo conocido.
La experiencia es un grado
En estos días en los que la cabeza ha ido pensando en qué será del sector en los próximos años he podido leer a compañeros de otros medios y usuarios asegurar que debemos tomarnos el anuncio de Stadia con cautela y, sobre todo, poner en cuarentena afirmaciones que aseguran presenciar un "cambio de ciclo" en el sector. Entre los ejemplos que acompañaban estas posiciones he leído la llegada de los medios digitales y la tecnología de los ebooks como los "verdugos" de los medios tradicionales y, sin embargo, años después unos y otros conviven en aparente armonía, hay público para todos.
Es cierto que también he visto comparaciones con el mundo de la música, donde la balanza sí se inclina claramente hacia el lado del contenido bajo streaming, con portales como Spotify a la cabeza y, como no, también del cine y la tele, con Netflix o HBO liderando el mercado, pero las salas de cine siguen estando ahí, "reventando" taquilla cada vez que llega una gran producción, y los conciertos siguen reuniendo a miles de fans, simplemente, con mayor o menor esfuerzo, son mercados que se han adaptado a los tiempos que corren sin tener que sacrificar por completo sus orígenes.
En el sector del videojuego entra un factor diferencial respecto al resto, y es la propia interactividad del medio. Yo leo una novela, escucho una canción o veo una película vía streaming y el formato está claro. Solicito a un servidor remoto el acceso a un contenido concreto y éste me envía la información con mayor o menor calidad dependiendo de la velocidad que seamos capaz de gestionar, pero una vez el contenido llega a nosotros no interactuamos con él, o al menos no de la misma forma que hacemos en un videojuego.
Esa es la primera característica por la que creo que esta tecnología, al menos por ahora, no va a "matar" al juego más tradicional. Esa comunicación bidireccional entre el servidor remoto y nosotros tiene que ser instantánea, y aún queda por pulir. En PlayStation Now todos hemos leído o sufrido las colas de espera para disfrutar de un título, y aunque reconozco que he disfrutado de proyectos como 'BioShock Infinite' a través de este sistema con relativa normalidad, sí le he visto las "costuras" a una tecnología que, insisto, no niego su componente de progreso, pero a la que aún le faltan muchos "petit suisse" que tomar para representar una competencia real al mercado tradicional.
Google asegura que habrá datacenters de Stadia casi en cada esquina, lo que en teoría debería reducir el lag a la mínima expresión, y sumado a la potencia bruta que tendrán estos servidores, sobre el papel, parece que estamos ante la maduración de la tecnología. Puede que así sea, al menos por su parte, pero este que escribe no vive en una gran capital como Madrid o Barcelona, las grandes ciudades españolas donde suelen comenzar a instalarse las últimas tecnologías y pruebas de telecomunicaciones.
Hasta hace meses la máxima velocidad que se ofertaba eran 10MB, ahora navego con 600MB simétricos de fibra y aún así hay veces que reproducir contenido 4K a 60fps de Youtube supone un suplicio. Parece que a pesar de ello soy afortunado, porque hablando por redes y por mi entorno más cercano no todos cuentan con fibra, y aún en el caso de hacerlo, tienen contratados 100MB. Todo el proceso de enviar la señal de un videojuego con su interactividad en las condiciones que Google ha anunciado en Stadia me parece, desde lo vivido, más una declaración de futuro que algo palpable a día de hoy.
Y todo ello sin contar con el componente de "propiedad" o coleccionismo, que bueno, se abre a muchas interpretaciones. Soy consumidor de Netflix, y como he dicho al inicio, genero contenido audiovisual para este tipo de consumidores, pero soy consciente de que, en cualquier momento, ese contenido puede dejar de estar disponible y, aunque pague, no poder acceder a él. Soy de los que, cuando una película le gusta, sigue comprando su Bluray, aunque esté en el catálogo de streaming y, si me centro en los videojuegos, soy de los que prefiere el formato físico al digital, quizás por lo que también decía al comienzo, abuelete que es uno y no termina de adaptarse a las tendencias del mercado, quizás porque tampoco he sido nunca muy usuario de videojuegos en PC, donde la distribución digital es ya omnipresente.
Ojo, también le reconozco a Stadia, a Playstation Now y a los futuros proyectos que vendrán, una cosa positiva como es el acceder rápidamente a cualquier contenido sin necesidad de contar con descargas en primer plano, actualizaciones o instalaciones varias como ocurre en la actualidad, algo que nunca me ha llegado a gustar en el mercado pero que choca con la tendencia actual de querer acceder a todo con la mayor brevedad posible.
En definitiva, y para no extenderme mucho más, quizás sea demasiado viejo para estas...tecnologías. Si el mercado del videojuego pasa por una reconversión a un mercado de "alquiler", del todo en digital y de servidores y conexiones, probablemente, como ya me ocurrió durante varios años, me despida tranquilamente de él hasta que nuevos vientos soplen en nuevas direcciones, pero no por ello negaré sus ventajas, simplemente, como nos ocurre a todos con otros aspectos, no será ya una afición, ni siquiera una vía de escape, quizás, si esto llega a ocurrir, acabe haciendo papiroflexia, ganchillo o esculturas en barro. Uno ya con cierta edad no sabe qué es lo que le va a acabar gustando, pero sí tiene claro que es lo que no le gusta.