El 26 de Mayo 2016 | 09:01
No me voy a presentar como adalid del feminismo porque ni lo soy ni lo pretendo. Eso corresponde a otros, o mejor dicho, a otras. Pero evidentemente, el papel de la mujer en los videojuegos es algo que de un tiempo a esta parte está en boca de todo el mundo, y al igual que cualquiera, también tengo una opinión. Creo sinceramente que hay veces que las cosas se van de madre, como fue el caso Tracer -de 'Overwatch'- hace unas semanas donde una queja, una sola, hizo que Blizzard rectificara la pose de esta chica. A una persona le pareció una pose ofensiva, y a partir de ahí, se desencadenaron las reacciones exageradas, habiendo aún casos más flagrantes.
Obviamente, yo no soy quien para decir lo que le puede ofender o no a alguien, y al fin y al cabo, a mi me da exáctamente lo mismo si Tracer se pone de esta o aquella manera. 'Overwatch' seguirá siendo el mismo juego.
Sin embargo, como hombre, me ofende profundamente la actitud de algunos estudios que con ciertas acciones están llamando "objeto" a las mujeres, y a nosotros, directamente idiotas. Están dando por hecho que por presentar chicas ligeritas de ropa van a vender más entre el público masculino, y lamentablemente, tienen razón. Solo así se explica el lanzamiento de un producto como 'Dead or Alive Extreme 3', el cual se trata de un juego simple y llanamente muy mediocre, pero claro... Tiene carnaza. En Koei Tecmo pensaron que hay gente lo suficientemente idiota para pasar por caja gracias a sus voluptuosas chicas, y efectivamente es el caso. Tenemos que cambiar eso y castigarlo, porque a nosotros también nos afecta, y más de lo que imaginamos.
No tienen sentido los bamboleantes pechos de Chun Li o R. Mika en 'Street Fighter 5'. No tiene sentido que el 90% de las mujeres en 'The Witcher 3' muestren, como mínimo, canalillo. No tiene sentido que nos vendan juegos deleznables con la única excusa del explosivo diseño de su protagonista, tales como 'Lollipop Chainsaw'. Por supuesto, estoy a favor de la presencia del sexo en los videojuegos, porque es un aspecto más de la realidad cotidiana, pero con un uso responsable y maduro. Tenemos que diferenciar entre sexualización y sexismo, y últimamente veo mucha confusión en este sentido, y nosotros, como hombres, debemos aprender a no pasar por el aro con según qué tonterías.
Abogo profundamente por la libertad creativa, y cada estudio tiene todo el derecho del mundo a hacer el juego que le dé la gana y como le dé la gana, pero es nuestra responsabilidad castigar prácticas ofensivas. Y queridos amigos, a nosotros también nos insultan en ocasiones.
Tampoco soy quien para decir los juegos que debe o no comprar alguien, pero maldita sea, si tengo que pedir que seamos más inteligentes. Que no otorguemos un éxito inmerecido a videojuegos que hacen del sexo su principal -o único en ocasiones- reclamo, porque si queremos que esta industria madure, ese proceso solo comenzará por nosotros mismos, los usuarios.