El 20 de Febrero 2018 | 10:22
Con el anuncio de 'Sharkando 6', una duda ha comenzado a rondar mi mente. Y es que al tener que cubrir la noticia de su estreno, y de los primeros rumores al respecto, he comenzado a indagar en la saga completa. He de admitir que he visto las dos primeras partes, pero no porque yo lo decidiera personalmente, sino porque estaban en televisión y... Bueno. Las dejé. Pese a que desde el primer momento me parecieron pésimas, con ambas me sucedió lo mismo: tuve la necesidad de ver qué sucedía al final. Es justo aquí donde surge mi duda... ¿Puede una película ser tan mala y, a la vez, conseguir enganchar tanto?
Os voy a poner en contexto, por si aún no sabéis de qué estoy hablando exactamente (no sé si consideraros afortunados o desdichados). 'Sharknado' es una saga de "terror" que comenzó en el año 2013. La primera película giraba en torno a un tornado marino que, no sé muy bien explicar cómo ni por qué, elevaba a todos los tiburones del océano y los acababa esparciendo por todo el mundo. A todo esto hay que añadir que los tiburones aparecen representados como unos auténticos devoradores de humanos, cuando todos sabemos que en la vida real esto no sucede exactamente así. Aunque, bueno... Esto no es lo menos realista de toda la película, claro.
Tras este filme, vinieron cuatro más (y una quinta añadida, que aún está por emitirse). ¿Por qué? A la gente le gustó, parece ser. No ha conseguido ser un éxito en las taquillas, ni mucho menos, ni jamás será catalogada como una película de culto, pero sí que ha conseguido tener una ferviente legión de seguidores que, al parecer, aprecian otros detalles en ella más allá de su calidad cinematográfica (inexistente, a decir verdad). Pero yo sigo preguntándomelo: ¿por qué?
¿Nos gusta lo malo?
He indagado bastante, he buscado qué es lo que a la gente le llama la atención de estas películas (tanto en foros como preguntando a conocidos), y he llegado a una conclusión meridianamente clara: nos gusta que el cine cutre sea cutre de verdad. Cuando vamos esperando una película de esta calidad, queremos que la cutrez esté elevada al máximo exponente, que sea lo más ridícula posible. Que nos haga reír por su mala calidad, y no que nos conquiste por sus detalles punteros.
Si 'Sharknado' la hubieran vendido como una película de alto presupuesto, y no como una película de serie B, hubiera sido un fracaso absoluto. Del cine de serie B sí se puede esperar tiburones tan poco creíbles, o historias tan absurdas como las que encontramos en 'Sharknado', donde se puede ver cómo los tiburones atacan los aviones, literalmente.
Quizás el éxito de este tipo de películas resida precisamente en lo que el público espera de ellas. Espera que este terror no dé miedo, ni siquiera provoque sobresalto, sino que resulte ridículo. Hay películas de serie B que han conseguido acabar siendo un éxito por haber enganchado a los espectadores pese a usar un presupuesto extremadamente bajo, como 'La invasión de los ladrones de cuerpos', 'La mosca' o 'El pueblo de los malditos'.
Y es que a la par que nos gusta disfrutar de auténticas joyas del cine, que nos transmitan grandes valores y que nos sobrecojan con su calidad fotográfica, también nos gusta ir al cine a desconectar, a dejar de pensar y a reírnos sin parar durante una hora y media o dos horas. Hay espacio tanto para el cine de calidad como para el cine de serie B... E incluso el de serie Z, si nos apuran.