Hace ya mucho tiempo que no juego el póker, pero uno de los amigos con los que solía hacerlo iba siempre en cada mano. O incluso subía la apuesta, y todo por diversión, ya que su mano era casi siempre mediocre. Microsoft es hoy ese amigo: su mano no es gran cosa, pero sin embargo, insiste en ver a Sony y Nintendo en el futuro de una industria de la que cada vez está más alejada. Xbox One ha ido a rebufo de PlayStation 4 desde el principio de esta generación, y ya es tarde para echar la culpa a la herencia recibida: han pasado ya casi 3 años desde el nacimiento de las actuales consolas. Cuando alguien va a comprar una consola y duda entre una u otra, ya no se acuerda de Don Mattrick ni del bloqueo a la segunda mano, sino de lo que hay ahora y de lo que está por venir. Y el futuro no se presenta favorable para la marca americana.
Los pasos que dio Microsoft en su conferencia de E3 fueron tres que no invitan al optimismo. Es más, marcan el final de una consola, sin más: anuncio de un nuevo modelo más ligero y económico, pérdida casi total de exclusivos en consola y anuncio de un nuevo modelo más potente. Phil Spencer quiso vender Project Scorpio como el fin de una era y el inicio de otra sin generaciones, pero lo único que es no es otra cosa sino el final de Xbox One o incluso el poco interés de Microsoft en su división no de videojuegos, pero sí de consolas de sobremesa. Hablar de un ecosistema entre una plataforma y otra no es más que un eufemismo para al final concluir que los de Redmond refuerzan poco a poco su apuesta en el PC mientras que descuidan el mercado del juego en consolas. En definitiva, Project Socrpio es un farol. Es decir, "vemos la apuesta, pero nuestra mano no es nada del otro mundo".
Esta nueva consola sirvió como cortina de humo. Durante la conferencia de Microsoft solo se presentó un nuevo anuncio: 'Forza Horizon 3'. Solo un nuevo juego que difícilmente puede servir de consuelo, y todos los conocidos llegarán también a Windows 10. La compañía de Redmond quiso hacer hincapié en esa nueva era, pero mientras explica en qué consistirá esta, algo que tal vez ni siquiera ellos sepan, lo único que quedó claro es que los próximos 365 días no son esperanzadores. Porque absolutamente nadie entiende a qué se refería Phil Spencer con eso de "sin generaciones", principalmente porque el mercado de las consolas se rige por ciclos, y por un momento parecían estar inventado la pólvora. Para nada. Project Scorpio forma parte de otra generación: con un salto menor, con ciclos menores a lo que estamos acostumbrados... pero sigue siendo un salto generacional, ni más ni menos.
Para colmo, y aún teniendo una nueva tecnología también en la recámara, la competencia responde de una manera demoledora: presentando un catálogo de exclusivos tremendo para demostrar la vida que aún le queda a su actual hardware. Mientras tanto, Microsoft se enfrasca en un camino que ni siquiera ellos saben dónde les va a llevar, pero probablemente el final del mismo no sea otro sino el abandono del negocio de las consolas.
La salida de todos los hasta ahora exclusivos de Xbox One en Windows 10 no hace sino devaluar la marca Xbox. Hoy por hoy tiene poco sentido comprar esta consola si se tiene un PC medianamente competente, y a saber el atractivo de Project Scorpio cuando esta llegue al mercado. Lo peor de todo es que aquel miedo de muchos hace tres años, aquello de "a saber qué hace ahora Microsoft", está de vuelta.