El 22 de Septiembre 2019 | 23:00
Desde hace tiempo era sabido que el negocio de los videojuegos debía cambiar. Las productoras llevaban más de una década advirtiéndonos que las producciones cada vez tornaban mas caras, mas longevas en su desarrollo y más difíciles de hacerlas productivas. En un principio se optó por el sistema de DLC´s, expandir el contenido del título para que los ingresos fueran entrando más allá de su estreno y así rascar algo más de los bolsillos de los consumidores. Con la entrada del mercado digital y el sistema de expansión de los títulos se palió un poco el problema pero muchas compañías decidieron ir más allá e incorporar el sistema de micropagos, en ocasiones de maneras muy agresivas en forma de loot boxes.
Nuevos modelos de negocio
Fue Sony la primera en idear un sistema que incorporaba un servicio de pago al estilo Netflix donde ofrecía un puñado de títulos con los que jugar a cambio de unos cuantos dolares, llamado PS Now, pero con muchas carencias como el hecho de tener que reproducir los juegos vía streaming a una resolución de 720P, además de que el catálogo se antojaba algo antiguo y el precio era demasiado elevado. Más tarde Microsoft perfeccionó esa idea y creó el servicio Game Pass, donde a diferencia del PsNow podías descargar los juegos en tu HDD y no depender de los servidores para reproducirlo. Tanto PsNow como Game Pass nacieron con una idea muy clara; rentabilizar las producciones, aunar en un único servicio las ofertas de la compañía, ofrecer a las productoras una plataforma donde anidar sus títulos una vez estos hubieran salido al mercado y al mismo tiempo hacer atractiva su propuesta. En el caso del Game Pass la maquinaria ya está encendida y desde hace unos meses Microsoft ofrece títulos de calidad, los de Xbox Game Studios desde el mismo día del lanzamiento y muchos otros después de que la productora considerara que ya había sido rentable y así rascar un poco más a través del servicio. Es cuestión de tiempo que el PS Now adopte la misma filosofía. Pero no nos engañemos, el objetivo final sigue siendo la rentabilidad, la captación de potenciales clientes y la expansión de los servicios, y eso pasa por hacer que podamos jugar por vía streaming a través de cualquier dispositivo que pueda acceder a la red mundial.
El proceso no ocurrirá de inmediato. El mercado es caprichoso y los usuarios se agarran a las viejas costumbres de forma férrea. Podríamos decir que es uno de los mercados que más le cuesta adaptarse. Y sin embargo, recientemente ha aparecido otro jugador sobre el tablero, y nada menos que una gigante capaz de hacer temblar la infraestructura del mundillo. Estamos hablando, como no puede ser de otra forma, de Google, que presentó no hace mucho a Stadia, un dispositivo que hace al tiempo de reproductor vía Streaming y un servicio para juegos que reagrupará un buen puñado de títulos semejante a los servicios mencionados.
Microsoft ya declaró hace un tiempo que tiene intención de llevar sus producciones a todos los dispositivos que requieran de una conexión a Internet, y Sony ha empezado a mover ficha. Recientemente confirmó que se había hecho con los derecho de utilizar la infraestructura de Azure, los servidores de Microsoft, y no cabe duda de para qué los necesita.
Podría especular sobre el tiempo que puede tardar en imponerse el juego vía streaming, pero lo cierto es que no lo sé. De lo que no me cabe duda es de que el día de mañana, todos acabaremos jugando así. La única pregunta importante que nos queda por hacernos es si de estenderizarse este modelo de negocio, nosotros, los jugadores, saldremos ganando, o más bien al revés, perdiendo.