El 29 de Septiembre 2017 | 17:09
'Wonder Boy: The Dragon's Trap', vendido más unidades en Switch que en el resto de plataformas juntas. Mientras tanto, los juegos de corte independiente se apelotonan en la casilla de salida del catálogo de la híbrida, porque, de alguna manera, la plataforma de Nintendo se ha convertido en el sistema de moda para los desarrollos de garaje.
Habría que volver al inicio, a las declaraciones de Miyamoto en las que afirmaba que la tecnología de Switch estaba dispuesta para los creativos occidentales, compatible con Unreal y la tecnología del momento. No sin accidentes y tropiezos, ahí tenemos a Playtonic sudando la gota gorda con 'Yooka-Laylee' y Unity para adaptar la versión envuelta en el retraso, pero con grandes resultados, parece. Sin embargo, no sólo he de hablar de tecnología, hablamos de filosofía.
Hoy es más pertinente que ayer este artículo, porque se despoja del aire de justificación. Pareciera que el desarrollo indie en Nintendo Switch se veía convertido en la única salida Third Party de la plataforma, ante la ausencia de AAA de grandes compañías. Sin embargo, 'LA Noire', 'Wolfenstein', 'Doom'... los AAA también comienzan a encontrar su rincón de aliento en el catálogo, lo que resulta muy agradecido para el discurso pro-indie en el que me resguardo siempre que puedo. Ahora ya no se enarbolan los indies como único valor del catálogo, sino que no cabe duda que se enarbolan por su calidad que arrojan al catálogo. Un suscriptor, Manuel Posadas, supo resumir esto mucho mejor que yo en un comentario: "Se dice que Nintendo sólo es juegos indies, pero cada mes saca un AAA. Va por buen camino.?".
La filosofía
No obstante, tras justificar que este artículo no es de justificación, podemos hablar de juegos, y de filosofía de los jugadores. Con el desarrollo independiente se une un lazo entre jugadores, comunicadores y desarrolladores, orgánico, vivo y divertido. La ingente cantidad de juegos indie interpone la necesidad del boca a boca. Si mi misión como comunicador es centrarme en catálogo y servir del altavoz, lo finito de mi tiempo implica que tenga de depositar mi atención y la vuestra sobre lo verdaderamente interesante.
La cobertura de un AAA es, para mí, una obligación -de cuando en cuando incluso una carga-, pero dar sonoridad a Inside, por ejemplo, es un placer. Esta tarea también despierta en mí la necesidad de que mi cultura como jugador crezca descubriendo catálogo, lo que impone que esta parte de mi tarea me enriquezca a nivel personal especialmente. Por último, este desempeño como altavoz para señalar ciertos juegos también hace que hablar de títulos indie sea principalmente una tarea recomendación, lo que supone una tarea muy gratificante: la posibilidad de descubriros algún juego interesante es quizá lo más interesante de todo esto.
La relación de la que hablo se establece en todas las direcciones, porque el desarrollador indie sólo es capaz de modular su audiencia dirigiéndose directamente a ella, mientras que ella le responde sin ningún intermediario. Y así llegamos a Nintendo Switch.
La comunidad de Nintendo se caracteriza, como la de PC, por ser tremendamente comunicativa en todas las direcciones. Principalmente por eso me interesa. Así, el boca a boca funciona en foros a un nivel de compenetración sorprendente, lo que hace despuntar ciertos juegos en el catálogo de independientes. La segunda cualidad de los jugadores de Nintendo, que implica también una compenetración especial con el catálogo independiente, responde a que el motivo primero por el que un seguidor de la obra de Kioto lo sigue siendo treinta años después es por tradición: de alguna manera la compañía japonesa mantiene una filosofía de desarrollo muy tradicional, sujeta más al diseño que a los fuegos artificiales que atesora el blockbuster. Esa manera humilde de comprender el desarrollo de videojuegos suele encajar con muchos de los proyectos indie presentados: muy modestos en producción, pero con ideas claras en su diseño. Los desarrolladores de videojuegos independientes tienen la suerte y la carga de trabajar para ellos mismos, bajo su cuenta y riesgo, sin la presión de productores envueltos de estudios de mercado y depositando mucho de sí mismos y su bagaje como jugadores en cada obra.
Dejando la filosofía a un lado, hay un último elemento puramente funcional, que desluce la metafísica de mi artículo pero concreta el discurso: con cualquier juego multiplataforma de corte arcade Nintendo Switch es el destino ideal ante la posibilidad de jugar en cualquier rincón. Y, por último, la eShop, con Damon Baker ahora al frente de la relación con Third Party y sus Nindie Showcase, se ha convertido en un lugar que atesora calidad. La ausencia evidente de filtros en el catálogo de Steam, hace más visible el interés de la eShop, que de una manera tácita mantiene la filosofía del Seal of Quality que ofrece unos mínimos de confianza. Nintendo, a nivel institucional, está cuidando y visibilizando los indies, algo que beneficia a todos los implicados y que aporta altura a lo que hoy día es el motor creativo de la industria, le pese a quien le pese.