El 30 de Noviembre 2017 | 16:00
Hace un puñado de años José Antonio Marina publicó un libro llamado "Por qué soy cristiano". Una pequeña publicación que alcanzó gran interés, y que surgió como respuesta a otro famoso libro, este de Bertrand Russell, titulado "Por qué no soy cristiano". Pues bien, en los últimos días me topé con un artículo en Sirus Gaming bastante interesante, en el que se argumentan motivos por los que no hacerse con una Xbox One X. Ahora me lanzo con la otra cara de la moneda, contraargumentando este punto tratando de enriquecer la conversación. De por medio, este debate nos abre camino para charlar acerca de algunos rasgos del momento actual de la industria, que nunca está de más.
Básicamente el artículo de Sirus Gaming emerge del argumento de que para el usuario con una PS4 y un ordenador, el paso más atractivo es el de comprar una Nintendo Switch antes que cualquiera de los modelos de Xbox One. No puedo más que darle la razón, el movimiento de Nintendo llegados a este punto ha sido la posibilidad de hacer su plataforma una herramienta de convivencia con el resto de sistemas, mientras que el catálogo de Xbox One y PS4 -así como probablemente también el de PC- se solapan mutuamente haciendo estos sistemas en muchos puntos excluyentes. La muestra, lo hemos comentado algunas veces en Zonared como curiosidad, está en que en el Podcast del Major Nelson, podcast corporativo de Microsoft, se habla abiertamente de cómo sus participantes juegan a Nintendo Switch. Y, pese a todo, atender a la porción de público que ya tiene una PS4 y además un PC de alto rendimiento, probablemente sea atender a una porción no tan abultada de público.
De hecho, no resulta difícil imaginar varios escenarios posibles en los que Xbox One X resulta una consola interesante por diferentes motivos. El primero de ellos, el más obvio, aquel que no ha pegado el salto a la generación actual: aquí se torna evidente que el momento, sea en la dirección que sea, ya ha llegado. Hoy Xbox One X es la opción más cara, evidentemente, pero también la opción que ofrece un mayor empuje técnico. Si nos volcamos sobre catálogo entra en juego los gustos, punto de difícil discusión; pero hablando en vacío sobre las diferentes plataformas, el salto técnico en la nueva consola resulta más que evidente.
El segundo grupo, el mío: Xbox One en alguno de sus modelos anteriores bajo el televisor, y una colección de juegos más o menos solventes. Con una televisión 4K en el salón hay una excusa más para pasar por el aro; sin una TV 4K una mejora también notoria despierta el interés. Si juegas mucho a Xbox One y se está empapado en la actualidad del videojuego, por alguna razón el discurso de la potencia se ha apoderado de nuestro día a día. Discurso en el que queda rastro de que Xbox One ha sido la pieza malparada en la ecuación. En este punto, Xbox One X concluye como la respuesta a todo este debate con una pieza contundente.
El tercer escenario viene con aquel jugador que sí dispone de otros sistemas, y de pronto puede hacer de Xbox One X su plataforma para jugar a "los multis". El mayor favor que los fabricantes de consolas le hicieron al PC como plataforma de juego fue alargar el ciclo de Xbox 360 y PS3 como nunca antes. Llegó un momento en el que la comparación de cualquier lanzamiento entre consola y ordenador palidecía como pocas veces antes lo había hecho. Ahí muchos usuarios decidieron pegar el salto al ordenador, cansados de esperar por una hipotética sucesora de Xbox 360 o PS3. Posiblemente, con Xbox One y PS4 en sus modelos originales nos acerquemos de nuevo a este punto en el que el salto entre la versión consola y PC es demasiado abultado -algo que ha sido tónica constante durante esta generación, por otro lado-. En este sentido, Xbox One X acerca más el acabado al de ordenador, que a lo que estamos viendo en una Xbox One. El precio se relativiza en este punto, y cuando Xbox One X se pone en movimiento, los 500 euros de inversión no se sienten como un desperdicio de ahorros. No parece descabellado, en absoluto, que alguien con varias plataformas bajo su televisor convierta Xbox One X en su consola para jugar a los multiplataforma, porque con toda probabilidad dispone la máquina que aportará una experiencia más satisfactoria: un acabado más cercano a la experiencia premium de PC y la comodidad de una consola.
Los servicios
Sin embargo, el último punto de mi argumento retoma el artículo de Sirus Gaming. Play Anywhere es uno de los servicios de Xbox más discutidos: un cross play y cross buy entre Xbox One y Windows 10. Así, el que dispone de un ordenador de gama alta lleva mucho tiempo disfrutando de 'Gears of War 4' en 4K en su torre, porque el catálogo de Windows 10 y Xbox One está, no sólo compartido, sino que directamente conectado. Sin embargo, es muy posible que el usuario que tenga un PC de muy altas prestaciones no esté leyendo este artículo. Para nuestro propósito, la lectura de Play Anywhere, así como del resto de servicios de Xbox, se puede mirar desde el otro lado: más opción que restricción. El hecho de que 'Gears of War 4', por poner un ejemplo, esté disponible también en PC, como usuario, lejos de restar en algún punto suma a la hora de pensar en mantener una comunidad rica. Además, si en algún momento me acerco a un PC, ahí también tendré disponible mi catálogo. Posiblemente en los servicios le aloja ahora uno de los elementos más interesantes de Xbox, con Game Pass, la retrocompatibilidad en ambas plataformas o este juego cruzado.
Por último, hay un debate abierto en torno a Xbox One X. El que radica en el hecho de que lanzar una consola de esta capacidad técnica a estas alturas garantiza una apuesta de continuidad. Se antoja difícil imaginar que en un año o dos pueda salir una consola al mercado con una potencia muy superior a Xbox One X y a un precio equiparable. Esto implica que Xbox One X automáticamente se convierte en una consola de continuidad, lo que se traduce también en continuidad para los usuarios de Xbox One S. Se habla mucho del salto generación de PlayStation 5 como un movimiento relativamente cercano, pero aquí va mi hipótesis: es posible que Xbox One X, si tiene cierto éxito comercial, alargue la vida de Xbox One y la solape en buena medida con una hipotética PS5, que, como decía, se antoja difícil imaginar como un sistema que imponga un salto generacional en términos técnicos como los que acostumbramos en generaciones clásicas. Quizá, el punto más interesante de Xbox One X es que se antoja como una plataforma de futuro, algo que hoy me tomo más como una intuición que el tiempo me responderá.