El 29 de Julio 2019 | 15:46
Domingo. El monasterio de Garreg March amanece y se plantea la duda de nuevo. Explorar el lugar para socializar con estudiantes y profesores es una opción. Pero la batalla de fin de mes se acerca y sería ideal practicar antes contra bandidos y ladrones —quizás incluso propiciamos un cambio de clase. Sin embargo, hay seminarios que atender, aunque el descanso también es importante de cara a los próximos desafíos.
'Fire Emblem: Three Houses' es un mar de dudas. Las posibilidades son muchas, las decisiones únicas. Sin embargo, el título nos da la posibilidad de variar, de explorar y descubrir nuevas formas de avanzar entre sus líneas. Y es que el título se desmarca de todo lo visto hasta ahora y nos descubre algo nuevo. Que las pausas son lo mejor de esta nueva entrega.
Las pausas como elemento humanizador
Más allá de los combates, 'Three Houses' demuestra ser un título hábil manejando sus tantas posibilidades. Antes, en medio del campo de batalla, quizás Eliwood expresaba su preocupación a Lyn tras la desaparición de su padre. O Sothe calmaba a Micaiah antes de empezar el enfrentamiento. Pero eran momentos ocasionales y con un escaso posicionamiento emocional.
Ahora, cuando Byleth sale a pasear por el monasterio podemos encontrarnos a nuestros estudiantes y compañeros; hablamos con ellos, intercambiamos información, quizás regalos — incluso encontramos objetos perdidos con ligeras pistas sobre a quién pertenecen. El tiempo pasa y los alumnos pueden pararnos para contarnos sus dudas e inquietudes. Se sienten personas dentro de un espacio que les humaniza y reconoce sus personalidades.
Bernadetta, una de las miembros de las Águilas Negras —y seguramente uno de los personajes más particulares de la última entrega— es una chica especialmente tímida y cobarde, que apenas se atreve a salir de su habitación. Sin embargo, si subimos nuestro apoyo con ella tendremos una breve escena en la que nos agradece nuestro trabajo y confiesa que ha sido gracias a nosotros el hecho de poder asistir a las clases.
Pequeños gestos que encontramos cuando llega el cumpleaños de un conocido o tenemos la posibilidad de tomar el té con otro personaje. Algo que va más allá de lo que permitía 'Fates' y nos deja interactuar con ellos, realizando preguntas y abriendo temas de conversación. Incluso contamos con un confesionario donde llegan inquietudes anónimas a las que debemos responder antes de conocer los nombres de los solicitantes.
Las recompensas más personales
Por supuesto, todo esto forma parte de un sistema de feedback con ciertas recompensas. Cultivar o pescar nos permite obtener ingredientes para seguir cocinando y aumentar nuestras posibilidades de vencer en el próximo enfrentamiento. Y fortalecer las relaciones conlleva un plus de apoyo a la hora de combatir. Incluso podemos conseguir que se unan miembros de otras casas a nuestra clase.
Pero más allá de eso, 'Three Houses' tiene un sistema de recompensas moral que conecta directamente con el jugador. Los descansos son mucho más orgánicos que nunca y sienta bien tener un rato libre, más allá de un simple menú de opciones de gestión, para quitarse la armadura y disfrutar de estos momentos más sosegados sin necesidad de añadir más presión. A veces, todo lo que necesitamos es descansar un rato.