OPINIÓN

Los videojuegos que no amaban a las películas

El cine no está hecho para representar historias complejas y de larga duración.

Por Juan Pedro Prat 24 de Septiembre 2018 | 12:55

En los últimos días he visto cómo se anunciaba (de manera no oficial) una serie basada en 'Diablo', la popular saga de Blizzard. Anteriormente, Netflix hacía lo mismo con 'The Witcher' y, antes que esta, con 'Castlevania'. Las críticas de esta adaptación animada han sido, en su mayoría, buenas, y yo me pregunto ¿por qué esta sí y 'Assassin's Creed' no? O ¿Por qué esta sí y 'Tomb Raider' no? He llegado a la conclusión de que estamos intentando hacer de celestinas entre dos tipos de arte que son complementarios en una dirección, pero que a la inversa son, simplemente, incompatibles.

José María Villalobos califica de "arte antiguo" y "arte nuevo" al cine y a los videojuegos respectivamente en 'Cine y videojuegos. Un diálogo transversal'. Si tomamos estos conceptos y los aplicamos a la lógica del ocio electrónico, tenemos la respuesta de por qué una película sobre videojuegos no va a funcionar en el 99% de las veces: no son compatibles. Como cualquier jugador sabe, las nuevas consolas no traen una retrocompatiblidad. Esto se extiende a cualquier avance tecnológico. Lo nuevo deja obsoleto a lo viejo y no hay manera de dar marcha atrás. Sí que existe la posibilidad de tomar conocimientos previos y aplicarlos a lo que todavía no ha nacido, de ahí que técnicas y lenguajes cinematográficos (así como historias) puedan plasmarse en videojuegos, pero el resultado inverso ha demostrado ser nefasto.

Un lenguaje propio más parecido al de la televisión

El cine, desde su concepción, quería contarnos historias con un principio y un final, algo común a cualquier formato audiovisual o escrito, pero su modo de representación nos mostraba un solo bloque narrativo en el que no había lugar a pausas. No había partes, solo un todo que debía ser consumido en el acto para entenderlo al completo. Esta es una de las principales características que hacen que el videojuego no haya sido capaz de conquistar la gran pantalla. No por falta de buenas historias. No por falta de técnicas o tecnología punta. Por ser formatos completamente diferentes.

Si diseccionamos y comparamos una película, una serie y un videojuego, veremos que, aunque tienen elementos comunes (hay series con tiros de cámara y planos muy cinematográficos), solo dos de ellos se parecen mucho. El videojuego necesita de una estructura narrativa más pausada que la del cine, porque el usuario no tiene que consumir el producto en cuestión de una hora y media. Con las series ocurre lo mismo y, de hecho, ambos géneros se han contaminado el uno del otro en gran manera. Cualquier videojuego presenta una esquema capitular que divide un todo en partes más pequeñas. Esto se hace con el fin de que el jugador decida cuándo continuar y cuándo parar y para contar una historia de manera que se pueda entender más fácilmente.

En este punto es donde entran en contacto videojuegos y series como un tándem para llevar algunas historias originales del ocio electrónico. Desarrollar una trama completa y compleja es más sencillo a través de capítulos (elemento al que ya está acostumbrado el jugador), que en un solo bloque de contenido. La producción puede ser más cara, pero los ejemplos citados al principio de este texto dan buena muestra de que a día de hoy las adaptaciones al cine no están teniendo demasiado éxito. Explicar y desarrollar 'Assassin's Creed' en una película de menos de dos horas es condenar el producto al fracaso, ya que Ubisoft necesitó de hasta tres juegos completos para contar la historia de Ezio Auditore.

La simbiosis juego-serie es mayor de lo que nos podemos pensar. La decisión de dividir partes de la historia (o ampliarla) a través de DLC es aplicar la misma lógica que tenían las series de televisión originalmente, es decir, un capítulo cada X tiempo, aunque ahora esto se haya transformado por causa de Internet y, por qué no decirlo, también de los videojuegos. Plataformas como Netflix ofrecen todas las series con sus temporadas completas, lo que permite al usuario visualizarlas y para cuando quiera (sabiendo que tiene todo ahí). De nuevo, es la persona quien tiene el mando y decide cuándo seguir y cuando teniendo todo el contenido ante sus ojos.

Es por todo esto que están proliferando, y siendo mejor recibidas, las series basadas en videojuegos que las películas. Aparte están las cuestiones técnicas que nos lleven a una mejor o peor adaptación (como el tema Henry Cavill o Ciri en 'The Witcher'), pero es difícil de negar la química que hay entre dos formatos que han nacido casi al mismo tiempo.