Ayer finalmente se presentó uno de los secretos peor guardados de la industria del videojuego: Stadia, la propuesta de Google para sumergirse de lleno en el terreno del ocio interactivo. La idea es prometedora, con la base de poder disfrutar mediante streaming de cualquier juego de su catálogo de forma inmediata con sólo poder pulsar un botón además de compartir tu partida con otras tantas personas. La tecnología que se presentó es sencillamente increíble. Tanto que me cuesta creerlo.
¿Para todos?
Jugar a algo de forma inmediata, sin descargas de ninguna clase y en perfecta resolución 4K a 60 FPS, indiferentemente de la potencia de tu ordenador, televisión o dispositivo móvil. No dudo en que esa tecnología exista: si alguien es capaz de desarrollar ese software y sacarla al mercado es Google, que en muchos aspectos prácticamente domina Internet. La idea de integrarlo con YouTube es magnífica, y el hecho de poder usar cualquier mando hace que sea accesible a cualquier persona en la teoría.
Pero en la práctica no todos los jugadores han visto esta presentación con buenos ojos. La respuesta general ha sido la del escepticismo, con serias dudas de que nada de todo lo presentado sea posible a día de hoy para un mercado general. Por mucho que Google pueda tener la tecnología y el software la exigencia de una gran conexión a Internet es un punto importante a tener en cuenta, ya que esta clase de características devorarían el bancho de anda. ¿Qué pasa con personas con un máximo de datos consumibles al mes? ¿O los jugadores con una conexión decente pero que no llega a más, como aquellos ubicados fuera de las grandes ciudades? Esto son solo los problemas más básicos, pues claro, las preocupaciones de muchos van más allá.
Las preocupaciones que vienen con el servicio vía streaming están por dos lados: por un lado, el gigantesco monopolio que está adquiriendo Google en todo lo relacionado con la red a nivel global, que ubica a la empresa como la futura propietaria de todo Internet a este paso con lo que ello conlleva: la recopilación de los datos de cada usuario y el control absoluto sobre nosotros. Pero dejemos de lado el futuro orweliano y saquemos a la luz la preservación del videojuego, el segundo motivo por el que muchos jugadores están preocupados por este avance de ser realmente posible. No tener nuestros juegos directamente instalados y guardados para el futuro va en contra de lo que a muchos nos preocupa de cara al futuro.
¿Puede Google superar todos estos obstáculos y llegar a un público general? En un futuro podría verlo posible, pero en la actualidad creo que es demasiado temprano, al igual que pasó cuando Microsoft intentó que Xbox One fuese una consola ligada a Internet. La empresa debe ganarse la confianza de los usuarios y facilitar opciones alternativas para aquellos sin conexión tan potente si quiere que Stadia funcione. Si no, será la plataformas de pocos, no la plataforma de todos.