El 25 de Septiembre 2018 | 16:30
Es curioso cómo cambian los tiempos. Hace unos años el género metroidvania, uno de mis absolutos favoritos, era objeto del pasado y algo que casi se podía enterrar con otros semejantes como los collectathon o los beat 'em up. De vez en cuando había algún coletazo ocasional, por supuesto, pero más o menos para 2008 ya podíamos cerrar nuestros ojos y olvidarnos de fantásticos títulos con el cierre de 'Castlevania: Order of Ecclesia'. Samus Aran no iba a regresar, los Belmont habían enterrado su látigo y el mundo era un lugar más oscuro ahora sin ellos.
Diez años han pasado desde que pensé que habíamos visto lo último de este género, pero estaba muy equivocado. En vez de perderse en los albores del olvido los metroidvania volvieron renovados, más fuertes que nunca. Poco a poco han ido evolucionando hasta llegar adonde estamos hoy, en 2018, y creo que es el año más dulce para ellos. En el día de publicación de este artículo salen a la venta 'Hollow Knight' en PS4 y Xbox One, y una pequeña joya a la que llevo un tiempo siguiendo el rastro llamada 'Timespinner'. No puedo estar más emocionado.
De las cenizas a la llama
La resurrección de los metroidvania ha venido por dos frentes, pero voy al señalar al principal responsable de que siga disfrutando de esta clase de juegos a día de hoy: el escenario independiente. 'Cave Story' plantó una extraña semilla en 2008, cuando se publicó en Wiiware. Muchos desarrolladores aprendieron de él y quisieron poner su propio grano de arena. La gente se puso manos a la obra y durante los siguientes años hubo silencio, sí, pero las teclas de los programadores sonaban con fuerza en hogares lejanos.
Existen más títulos que estos, pero el momento de comenzar el hechizo de la resurrección llegó en 2013. Fue entonces cuando se publicó el magnífico 'Guacamelee!', que este mismo año recibe una secuela. 'Dust: An Elysian Tail' lo mezclaba con un fantástico combate y el amor de internet por el fenómeno furry. O esa joya oculta en Nintendo 3DS, 'SteamWorld Dig', que evolucionaría a uno de los fenómenos del año pasado con su sonadísima segunda parte. Y 'La-Mulana' iba a partirlo entre los fans.
Sin este fenómeno en el apartado indie no se habría levantado las ganas de desarrollar juegos con mayor presupuesto por parte de las grandes compañías. Se vio en los siguientes años con ese magnífico reboot de 'Strider' de 2014, que no dejo de recomendar ahora que sus creadores en Capcom se han responsabilizado de 'Mega Man 11'. No olvidemos en 2015 'Ori and the Blind Forest', una de las mejores apuestas de Microsoft Studios y por las que merece la pena la Xbox One. Todo dirigido hacia el gran resurgimiento de Samus el año pasado, con el alabado 'Metroid: Samus Returns'.
De esta forma llegamos al presente y cerramos el círculo con el rumoreado lanzamiento de 'Castlevania Requiem', un título que vendría a recopilar 'Symphony of the Night', la entrega de la saga que daría nombre a este fenómeno. Miro a mi alrededor y veo que este es uno de los géneros que más ha evolucionado en estos años, con derivaciones curiosas como el muy valorado 'Dead Cells'.
Y con 'Dead Cells' llegamos a este 2018, el mejor año para el género. Además de los dos títulos que mencionaba antes también han llegado 'Iconoclasts', 'Guacamelee! 2' y hay que ver cómo sale 'Bloodstained: Ritual of the Night'. Y me estoy dejando muchos por mencionar.
Observo mi título de juegos pendientes y me encuentro que hay más juegos metroidvania que tengo pendientes de lo que jamás podía haber llegado a soñar, como esa copia física de 'Owlboy' para Nintendo Switch que me suplica que lo estrene de una vez. Quizás sea una moda pasajera y los desarrolladores independientes se aburran pronto de esta clase de juegos; eso es algo para lo que no tengo respuesta. Pero no es lo que parece. Se nos ha dejado caer la posibilidad de un próximo Metroid 2D y el relanzamiento de 'Castlevania' podría señalar a una Konami que se plantea la posibilidad de desarrollar un nuevo juego. ¿Quién sabe? Digo que la era dorada del metroidvania es hoy y ahora mismo, pero si algo me ha enseñado la historia es que el futuro lo cambia todo. Eso me emociona.