El 11 de Julio 2017 | 11:01
"Recomiéndame una película de terror que no haya visto, que sea buena y que sea capaz de dar miedo", le dije hace unos días a Celeste (redactora de esta página y amiga). Y su respuesta no pudo dejarme más marcada; básicamente, vino a explicarme que lo que le estaba pidiendo era una utopía. Que películas de terror, con tramas muy trabajadas y que consiguieran dar miedo a la vez, apenas existían. No es que no existan, a ver, sí que las hay. Pero no es habitual.
Y la explicación, realmente, es sencilla. Cuando alguien piensa en una película de miedo, lo que espera son sobresaltos, gritos, sentir la necesidad de taparse la cara... Y para eso, los guionistas no necesitan una trama realmente trabajada. Lo único que necesitan son momentos de tensión que acaben con un susto, y una banda sonora que acompañe. Estas son las películas que, por regla general, venden. Películas que ver con tus amigos y echarte unas risas, pero que acabas olvidando una vez sales del cine.
Siempre que pienso en películas de terror, recuerdo la primera que vi, con tan solo seis años: 'El Exorcista'. La vi en VHS, aprovechando que mis padres dormían la siesta, a escondidas, porque sabía perfectamente que tenía prohibidísimo ver películas de ese estilo. Me pasé semanas sin dormir tranquila, y si resuena la banda sonora, aún me dan escalofríos. Desde ese momento, me volví una aficionada al cine de terror; por supuesto, no fue hasta más tarde que mis padres me dejaron ver películas de este estilo con su consentimiento. Aunque, entre tanto, he de admitir que vi más de una de las que ellos tenían en VHS, como 'Poltergeist' o 'Pesadilla en Elm Street'. 'Viernes 13' no me gustó en absoluto, pero los dos títulos anteriores me encantaron.
De eso hace más de quince años, y mi gusto por el cine de terror no ha cambiado en absoluto. No obstante, la emoción que me produce un estreno de terror sí que se ha ido reduciendo notablemente. Porque ya sé a lo que debo atenerme, y sé que Celeste no puede tener más razón: las películas de miedo y de calidad son una utopía.
La última película clasificada de terror y que realmente me pareció increíble fue 'Déjame salir', aunque estamos hablando de un terror mucho más psicológico. En este caso, no se limitaron a dar sustos sin ton ni son, sino que crearon una trama, una historia, bajo la que asustar al espectador era bastante fácil; mas tampoco cayeron en los gritos, en los efectos sonoros bruscos para aportar tensión al asusto. Todo lo contrario a 'Annabelle', una de las películas más vergonzosas que yo he visto en todos los tiempos. Es como si le hubieran encargado la trama a un niño de sexto de primaria, con ese final tan... En fin. No os diré más, por si todavía no la habéis visto.
Se priorizan los sobresaltos rápidos, se ahonda poco en la película
La mayor pega que se le puede poner a las películas de terror de hoy en día (y a muchas de hace años, sin duda) es que lo único que buscan es asustarnos. Que saltemos en el asiento. Pero no quieren dejar marca en nosotros, no quieren dejarnos huella; no quieren que tengamos que obligarnos a cerrar los ojos por la noche por miedo, o que lo pensemos dos veces antes de mirarnos a un espejo, por temor a lo que pueda aparecer detrás.
Soy muy exigente con las películas de terror que realmente considero de calidad, aunque las veo todas. Sin distinción. Yo la veo y, después, opino. Por ejemplo, todo el mundo me habló muy mal de 'Paranormal Activity' hace años, y a mí me apasionó; si preguntáis, seguramente os critiquen la saga al completo por haberse alargado demasiado. Y ahí no haré ningún comentario: se han alargado demasiado. Pero la historia que subyace, todo lo relacionado con las posesiones demoníacas, los aquelarres de brujas, las familias que se rompen por el camino... Es apasionante. Cómo los pactos demoníacos acaban llevando a miembros de la familia que poco tienen que ver con ellos a verse completamente destruidos.
Hay películas recientes que se salvan de esta criba, como 'Babadook'. Si aún no la habéis visto, tenéis que hacerlo, pero con los ojos y la mente muy abiertos. Porque no es la típica película de miedo que podéis esperar, porque no tiene nada que ver con los sustos a medianoche... Pero la trama es increíble.
El cine de terror debería retomar un poco más esos miedos ancestrales, esos que van más allá de los sobresaltos momentáneos. Ahondar en las historias, y crear tramas que realmente se disfrute viendo, que no den ganas de apartar la vista de la pantalla ni un momento. Por desgracia, son los sustos y los gritos los que acaban vendiendo de forma inmediata.