El 10 de Mayo 2018 | 19:25
Llegamos a unas de las citas más importantes en la industria del videojuego, el E3 de Los Ángeles, una fecha que todo amante y profesional de la industria espera y desea con fervor. Pero la realidad es que el hype E3 se está perdiendo. Hasta donde alcanza mi memoria eran días de enorme nerviosismo por saber qué nuevos videojuegos iban a parecer en los próximos años.
La realidad es que ahora se ha convertido en un carrusel de títulos repetidos hasta la saciedad, o de lejanas promesas que intentan alimentar el ansia de la comunidad con teasers escuálidos de productos que le quedan años de desarrollo.
De mal a peor
Por desgracia, el sentir general, año tras año, es que cada edición está siendo peor que la anterior. A la falta de sorpresa, ya que las filtraciones están haciendo demasiado daño, hay que añadir que los productos que se presentan ya no invitan a nadie a volver a ilusionarse. Los guiones de las diferentes conferencia ya viene prefijados, con los mismos títulos todos los años y con la misma falta de originalidad cada campaña.
Quizás sea verdad que esto no es culpa del evento en sí, y es la industria la que parece haber agotado todas las ideas. Pero lo cierto es que ésta es la cita para echar volar la imaginación, y mostrar todo el potencial que tu compañía tiene para que el jugador diga quiero esta consola y no la otra.
Pero si a la falta de originalidad, que no es poco, le añadimos que el E3 se ha convertido en la feria de los embustes, ya sí que tenemos un gran problema. La credibilidad de los juegos que se ven en las diferentes conferencias se ha perdido totalmente, ya no solo por lo que hemos mencionado, no me muestres un título para ganar el aplauso fácil y luego haya que esperar 10 años para verlo en el mercado, sino porque el fantasma del downgrade siempre acechan a todo juego o tráiler que vemos.
Credibilidad con la comunidad
No podemos engañar a la comunidad con títulos que lucen de una forma sobresaliente, que dejan la boca abierta a los asistentes y que copan las portadas de las revistas, para que luego, a la hora de la verdad, sintamos que hemos sido engañados por una estela de luces que al final solo han producido sombras.
Esto ya no solo afecta a la industria, que por otro lado es la principal culpable, sino también al hecho de que quede en entredicho el prestigio de una feria como el E3 de Los Ángeles. Este evento es el principal marco de la industria en el mundo, Dios tenga en su gloria al Tokyo Game Show, y no se puede ofrecer este cúmulo de malas actuaciones a una comunidad que siempre ha apoyado a la industria cuando más lo ha necesitado.
El E3 siempre ha sido la cita más importante de los videojuegos, esos días de conferencias, de quedarse hasta las tantas de la madrugada viendo los nuevos proyectos y engordando las ilusiones de los jugadores por lo que está por venir. Ahora nos acostamos a las 5 de la madrugada con la sensación de haber sido defraudados y de malestar por tener que pasar mañana un día duro en clase o en el trabajo.
Los lectores que sigan mis humildes líneas ya lo sabrán, yo siempre defiendo al pilar más importante de la industria de los videojuegos, es decir, a los jugadores. Y ahora, apenas un mes antes del E3 2018 lo digo, ya no tengo hype por la feria, he perdido mi ilusión, mi esperanza.