En los últimos años, prácticamente desde el primer momento en que arrancó la generación de PS4 y Xbox One, las compañías y, principalmente, los jugadores, hemos entrado en una especie de guerra absurda donde las resoluciones jugaban un papel muy importante. Resoluciones dinámicas, comparativas entre una y otra plataforma, promesas incumplidas por parte de desarrolladoras, etcétera. Estamos hablando de un enfrentamiento absurdo que parece no tener fin y que, a título personal, me cansa muchísimo. Lo cierto es que odio toda esta parafernalia, y personalmente nunca he comprado o dejado de comprar un juego en una u otra plataforma por ir a 900p o 1080p (por poner un ejemplo).
Pues bien, con todo este anodino y cansino debate todavía muy presente en nuestras vidas, se abre ante nosotros un nuevo escenario, y realmente solo pensar en lo que queda por llegar, hace que me entren unas ganas locas de tirarme fuertemente de los pelos. Obviamente, me refiero al futuro de los juegos que parece venir de las resoluciones 4K, algo que existe en el mundo del PC, que Sony ofrece en determinados títulos gracias a PS4 Pro, y un carro al que Microsoft se subirá el próximo mes de noviembre con Xbox One X. Como muestra de este debate absurdo que se generará, tenemos la muestra en lo acontecido el pasado E3 2017, en donde los acérrimos a una máquina se regodeaban cuando la contraria no alcanzaba esa resolución 4K en determinado juego, y a la inversa. Lo más gracioso y ridículo de todo esto, es que posiblemente la mayoría de esta gente no tenga ni el televisor, o monitor, adecuado para disfrutar de este contenido. Por este motivo celebro con entusiasmo las declaraciones de Reggie Fils-Aime y lo postura de Nintendo.
Ojo, yo no critico la decisión de lanzar consolas más potentes que permitan a los jugadores que así lo deseen, disfrutar de títulos en 4K, eso me correcto y licito. Mi queja viene en otra dirección, y es que a mí me gusta jugar y disfrutar con los videojuegos, sorprenderme con nuevas propuestas que me dejen boquiabierto y hagan que crezca mi sed por disfrutar de otra aventura única. Desafortunadamente, parece que últimamente solo nos preocupamos (cada vez más), por si un árbol tiene más o menos hojas, por si vemos o no el bello de los brazos de un personaje, o por si aquel coche del fondo que vemos a dos kilómetros tiene dientes de sierra en la luna delantera. Por no hablar que, en el eterno debate, que enfrenta resolución y framerate, apuesto claramente por el segundo, aunque este es otro tema...
El último bastión
Es por ello que cada vez me convence más la nueva Nintendo, una compañía que desde el lanzamiento de Switch parece tener mucho más claras sus ideas a corto, medio y largo plazo. Me gusta ver como la Gran N apuesta por un público mucho más generalista y pese a contar con un concepto de consola bastante innovador (unificando portátil y sobremesa), tienen claro cuál es su objetivo, y como buscan contentar a los jugadores con lanzamientos como 'The Legend of Zelda: breath of the Wild', 'Super Mario Odyssey' o incluso propeustas nueva sy refrescantes como 'ARMS'. Y esto precisamente es lo que echo de menos, juegos, nuevas IP que añadan un nuevo extra de valor al catálogo de Sony y Microsoft.
Además, yo no sé vosotros, pero, actualmente, no tengo ningún tipo de intención en dejarme más de mil euros en un buen televisor con HDR, cunado por ejemplo ya están anunciadas las pantallas nuevas que incluyen la nueva versión mejorada de este sistema. Más aún, si con ese dinero puedo seguir comprándome muchísimos juegos para disfrutar tranquilamente n mi tele Full HD. Así que, gracias Nintendo, Switch está cada vez más cerca de esta casa, ahora solo falta que repongáis unidades, pero eso daría para otra columna... ¿Verdad?