El 20 de Agosto 2019 | 01:08
La cercanía de 'Iceborne', quizás también la incesante necesidad de escapar del horrible calor que nos ata en pleno mes de agosto, me ha llevado a volver a 'Monster Hunter World'. Un regreso ansiado, para que negarlo, que he estado evitando de forma demasiado alargada por muchos de los cambios que ha aplicado Capcom sobre una entrega que se desmarca, no solo de muchos puntos clásicos, sino también de la idea de la individualidad en el juego.
Un hecho que el propio juego me recuerda nada más introducir mi copia e iniciar. «Únete a PlayStation Plus» y una lista de precios son lo primero que me reciben al hacerlo. Es entonces cuando me doy cuenta de que la suscripción ha caducado y que, más allá de eso, no voy a necesitarla para disfrutar de un título que, pese a la insistencia del sistema, sabe como brillar en su modo offline. Una de las grandes decisiones del verano.
Un nuevo reto como pilar de su formato individual
Recuerdo leer a Chelsea Stark en su artículo sobre el título de marras en los GOTY de Polygon del pasado 2018 y quedar fascinado en cómo ella había disfrutado del título de una forma que yo era incapaz de concebir. En su momento pensé que era el factor sorpresa. La idea de que yo, veterano de la franquicia aunque cazador de poca monta incluso así, al haber pasado por todos los juegos de la misma, no encontraba ese punto de descubrimiento y el trazado evolutivo que la autora comentaba en su texto.
Sin embargo, a los pocos minutos de adentrarme en esta experiencia offline me di cuenta de donde había errado. El problema no fue otro que adentrarme en un combate contra una Lunastra capaz de calcinarme en pocos segundos. Frustración. Por primera vez, posiblemente desde que inicié el juego en enero del año pasado, sentí frustración. La necesidad de volver a la arena y demostrarle quien era el verdadero cazador — era ella, por cierto, la misión sigue pendiente.
Apenas he podido realizar cuatro o cinco sesiones cortas desde entonces, pero estoy disfrutando enormemente más del juego en solitario. Con esto no quiero decir, por supuesto, que su sistema online sea un error. Todo lo contrario, es la evolución más revolucionaria en la que podría haber pensado Capcom. Pero a su vez siento que es algo opresiva. No hay forma alguna de entrar al juego de forma offline más allá de desconectar la consola de internet e incluso aunque lo hagas sin capacidad de jugar con otros cazadores y cazadoras Astera se llena de notificaciones de quien se ha conectado y desconectado de la sala.
Un pequeña obligatoriedad de la que podemos pasar, limitando el número de jugadores en cada misión, por ejemplo, pero que siento, de nuevo, opresiva. Han sido tantas las veces en las que he salido con la intención de cazar a un monstruo por mi parte y he acabado viendo como otros jugadores aparecían en mi pantalla sin invitación alguna que acabé por perder, en parte, la gracia de los enfrentamientos del título. Era casi una constante, el ir y volver, acabando con la criatura en pocos minutos.
Recuerdo haber disfrutado como nunca del enfrentamiento contra Kulve Taroth en ese formato raid que tanto me gustaría ver en clásicos como Lao Shan, pero no necesito contratar mercenarios —a fin de cuentas, son personas con las que no tengo ningún tipo de relación ni contacto— a la hora de salir a cazar un Rathalos para fabricar mi armadura de turno. Tiraré al conformismo clásico, pero echo de menos contar con mi propio poblado y acceder a las oficinas del Gremio para, tirando de lore, encontrarme con el resto de cazadores.
Insisto, no pretendo lanzar un mensaje contra su sistema online, ni mucho menos. 'Monster Hunter World' ha logrado todo aquello con lo que soñábamos aquellas tardes de verano mientras mirábamos preocupados la batería de nuestra PSP esperando a que Diablos no durase mucho más. El hecho de poder lanzar una bengala y obtener —u ofrecer— ayuda es un sistema que nutre de vida el juego. Pero, incluso así, siento que me he reencontrado con una de mis franquicias favoritas al explorar los Altiplanos Coralinos en solitario y sudar la gota gorda al enfrentarme a una pareja de Kirin sin contar con la ayuda de un usuario de ballesta de RC 200.
No pretendo hablar de aislamiento, y sé que volveré a la carga online con la llegada de 'Iceborne', pero por ahora me alegro de ver que 'Monster Hunter World' puede brillar en un formato —algo forzado, por que no decirlo— offline. Sin prisas, sin carreras ni competiciones por ver quién rompe más partes del monstruo. Un pequeño descanso perfecto para ponerse al día antes de unirme a la caza el próximo 6 de septiembre.