El 17 de Diciembre 2019 | 14:58
2019 ha sido un año extraordinario. Referencias al juego de autor que han representado dos de los grandes títulos del año, con 'Sekiro: Shadows Die Twice' y 'Death Stranding', es un ejemplo perfecto del nivel que hemos vivido a lo largo del último año. Dos títulos inmersivos como tantos, capaces de introducirnos en su mundo gracias a un sofisticado uso de los controles, del escenario, la ambientación o el uso de su banda sonora.
E incluso así, si repasase mi catarsis emocional a lo largo de este año no podría sino proyectar esa breve escena en la que Amicia arrastra a su hermano Hugo del brazo a través de un pueblo azotado por algo más que la peste bubónica del siglo XIV. Los gritos de los aldeanos de fondos, la histeria y el desconocimiento que acusa a la pareja de hermanos de ser causantes de la enfermedad. Los violines rotos y lacerantes de Olivier Deriviere narrando una escena que se vive con dolorosa intensidad, sintiendo que un solo paso en falso podría ser el final.
Un cuento desgarrador
Y es que es difícil elegir un solo título como el más destacado de un año repleto de joyas audiovisuales. Sin embargo, la destreza narrativa de Asobo Studio ha resultado ser una con la que resulta especialmente fácil conectar a diversos niveles. No tanto con el uso de un reflejo en sus actores y actrices —unas a las que, además, el juego gusta destacar y empoderar, dotando a su obra de una destacable fuerza— sino a través de una conexión violenta y forzada, que te obliga a adentrarte en los confines más humanos de sus protagonistas, viéndote ante el borde del abismo a cada momento.
La afilada narrativa de 'A Plague Tale' es una que gusta de hacernos sangrar con cada paso que damos en su mundo ficticio. Un título tan humano que cualquier muestra de crueldad que nos muestra, y no son escasas, suena con una fuerza mucho mayor de la esperada. Un título que, entre sus propuestas, cuenta con la de priorizar el sigilo ante la muerte, penalizando nuestros actos con un sistema de karma tan simple como es el límite de nuestra propia moralidad. ¿Acabarás con ese soldado para escoger el camino más corto o pondrás en peligro al pequeño Hugo mientras intentas escapar sin causar víctimas?
Más allá de ello, y sin dejar nunca de lado el peso de su afiladas ideas a través de su desarrollo, lo cierto es que la obra consigue mantenerse a flote a niveles mecánicos. Siempre simple, pero siempre fresco e innovador. Una simbiosis notable entre narrativa y mecánicas que nos permite avanzar por su mundo descubriendo el desgarrador cuento que nos muestra sin olvidar que nos encontramos ante un espacio inmersivo y que necesita de nosotros para que su mundo cobre vida.
'A Plague Tale' es un juego perverso; retorcido. Pero también es un juego, en esencia, tierno y cariñoso. La suya es la historia de un amor que va mucho más allá de los objetos románticos a los que solemos hacer referencia. Una historia truncada por la desgracia, la muerte y la versión más oscura de Francia en la que nos hemos sumergido. Un escenario incómodo, que busca jugar con una dicotomía de luces y sombras donde la ternura destaca siempre sobre las plagas, enfermedades o la locura de la Inquisición. Pero un escenario al que no dudaría en volver a repasar en busca de uno de los mejores y más cuidados viajes que nos ha ofrecido el medio durante los últimos años.