El 31 de Diciembre 2017 | 09:10
Menudo año para la industria de los videojuegos. Tras más de 300 jornadas, 2017 ya ha conseguido que las mentes de jugadores y periodistas barajen una opción remota al terminar la última campanada de la anterior Nochevieja. Este año, en lo videolúdico, aspira a ser mejor que el anterior. La industria jamás olvidará un año en el que han coincidido obras del calibre de 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild' o 'NieR: Automata', entre otros.
Lo que sí suele pasarse por alto es la escena indie, que en 2017 ha cosechado algunas obras imprescindibles y candidatas solventes al premio de GOTY. Pero este texto huye del foco mediático e ilumina a quienes quieran descubrir juegos que, pese a su incuestionable calidad, han pasado desapercibidos para el respetable.
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Uno de ellos es 'Pinstripe', una brillante reflexión sobre cómo convivir con las heridas del pasado. O más bien sobre la imposibilidad de ello. 'Pinstripe' construye una diégesis que constituye una eterna alegoría de los fallos del protagonista. Es un título que solo se entiende al completarse, cuando su abrumador final choca con el usuario. Merece ser descubierta por el jugador, sin que yo intervenga en tan mágico proceso. En lo mecánico, 'Pinstripe' combina puzles con plataformas y anecdóticos matices de shooter. En lo emocional, pocas obras transgreden como la de Armor Games, fruto de cinco largos años de trabajo.
El videojuego, para ser arte, debe tratarse como tal. Eso implica buscar enfoques distintos, incluso aunque eso ponga en riesgo su valor como forma de ocio. Si aprendemos a entender el videojuego más allá de la diversión, este medio podrá serlo todo. Justo lo que ocurre en 'Everything', la segunda obra de David O'Reilly. Este simulador vital permite controlar a cualquiera de las formas de vida que en él habitan. Mediante esta perspectiva holística, el autor ha creado un ensayo filosófico interactivo sobre la empatía basado en las lecciones de Alan Watts.
Entre los títulos con sello español, en un año que se recordará por 'Rime' o por el trabajo de MercurySteam en el nuevo 'Metroid', 'Nongünz' es mi pequeñindie patrio favorito. Obra de Edu Verz, se trata de un roguelite con matices de shooter. Nihilista, cruel y brutal, para disfrutarlo demanda que tú seas más violento todavía. De nuevo, conviene experimentar por uno mismo cómo combina su magistral reflexión sobre la violencia con un diseño adaptado al mensaje que quiere transmitir.
Sin salir de España, Mad Gear Games ha honrado al metroidvania con 'A Hole New World'. Es un plataformas de acción con un estilo reminiscente de los clásicos de NES, aunque con una innovación mecánica más que interesante. Además de los escenarios normales, Potion Master puede recorrer los del Mundo Invertido, una dimensión paralela completamente al revés. Aunque suele ser opcional, cuando las decisiones de diseño obligan a alternar entre unas lógicas gravitacionales y otras, 'A Hole New World' es una lección en forma de metroidvania.
Estas son tan solo algunas de las muchas obras olvidadas de 2017 que merecen ser jugadas. Las limitaciones que me impone el formato de este texto sirven para presentar cuatro joyas sin profundizar en ellas. Así, de vosotros depende degustar estas cuatro propuestas de mi particular menú alternativo. Ante el empacho navideño y de triple A, no hay nada como un postre indie, ligero a la par que sabroso.