El 7 de Noviembre 2019 | 23:26
En mi opinión, hay dos formas de ver 'Resident Evil 4'. Una, interpretando el juego como ese "principio del fin" del que tantos hablan, con una franquicia tomando una dirección completamente distinta a lo que había sido con la trilogía original. Otra, pensando en él como una obra única, genial pero distinta a las demás; incluso distinta a las que posteriormente intentaron seguirla. O en otras palabras, el último juego de Shinji Mikami dentro de esta querida y fantástica saga. Yo prefiero decantarme por la segunda opción. Pero como un artículo de opinión que se centrara en el debate sobre si esos cambios eran buenos o no para la saga, pasaría a ser un reportaje, hoy me centraré en lo que realmente importa: lo que el juego aportó, por sí mismo.
El original, con más encanto
De entrada, tengo que admitir que, a pesar de ser uno de los juegos que ha pasado por más plataformas de la historia —y con permiso de otros todoterrenos como 'Doom'—, la versión original del título me sigue pareciendo la que más encanto tiene. No solo porque es la original y la pude vivir en su momento, como uno de los grandes lanzamientos de aquel 2005. También porque técnicamente estaba avanzada a su tiempo. Y, por más retoques que se le apliquen a sus texturas o a su resolución (y hemos visto auténticas virguerías en PC), ninguna revisión ha podido impactar tanto como aquel título de GameCube.
Es verdad que su exclusividad hizo que muchos se estrenaran con él con la versión posterior, de PS2, pero no era lo mismo. Los añadidos jugables estaban bien, pero la calidad técnica de GameCube se notaba y mucho. En cualquier caso, ahora que la versión de PS2 ha cumplido 14 años desde su lanzamiento en Europa y que la versión original cumplirá 15 el próximo mes de enero, he pensado que sería interesante rememorar algunos de los momentos que más me impactaron de aquella primera partida. Los que hacen que 'Resident Evil 4' sea uno de los juegos más espectaculares que he jugado nunca. Y ojo, no necesariamente a nivel gráfico, sino también situaciones o personajes memorables. Vamos allá.
5 grandes situaciones
Teniendo en cuenta que el juego ha salido no hace mucho en Nintendo Switch, intentaré recordarlos de manera sutil, sin entrar en demasiados spoilers, pero con citas fácilmente reconocibles para conectar con los demás fans que también le guardan un cariño especial. Y empezaré por uno de los momentos que más me impactaron. Concretamente, el momento en que el mítico personaje de la bolsa en la cabeza nos presenta a su amiga, la motosierra. No es solo la tensión que te hacía respirar, demostrando que la saga podía explorar el terror desde muchas perspectivas, sino también la dureza del adversario y la épica de conseguir derrotarlo por primera vez. En segundo lugar, nunca me olvidaré de cierto paseo en barca, para "ir de pesca". Hoy en día es muy habitual ver a jefes mastodónticos por ahí. En 2005 no lo era tanto. Y mucho menos con un repertorio tan variado y alucinante. Excelente combate, por cierto.
A partir de aquí, ya que estamos hablando de jefes carismáticos, hay uno que me pareció sublime a muchos niveles. Sobre todo a nivel argumental. Concretamente hablo del "pequeño" Salazar. Me encantan todas sus apariciones en el juego y la narrativa que lo acompaña. Me flipa esa parte del juego de los jardines con perros y, finalmente, me parece apoteósico el enfrentamiento final con él. Tampoco olvidaré fácilmente la forma en la que el juego utilizaba los QTE. Hoy en día algo obsoletos y aborrecidos, pero muy espectaculares en aquella época y realmente variados en 'RE4'. Vale, puede que el momento "láser a lo 'Matrix'" no sea muy 'Resident Evil', pero a nivel jugable exigía mucha tensión y habilidad. Y no solamente pulsar un botón para que ocurriera algo.
Finalmente, y aunque lo sencillo sería terminar apostando por los jefes más descomunales como por ejemplo el gigante, recordaré algo muy distinto. Algo que, desde mi punto de vista, no todos supieron valorar como es debido. Y es la propia ambientación del juego, con esa atmósfera de encontrarnos realmente en un sitio apartado, olvidado y donde el peligro acecha a cada esquina. Eso también era terror, aunque estuviera enfocado de otra manera. Y muy bien aderezado con personajes totalmente locos y una secta que nos hace pasar muy malos momentos en ciertos tramos del juego. Sobre todo cuando tenemos que proteger a Ashley. De hecho, protegerla es algo que nos hace pasar mucha tensión ya que, justo cuando vamos más armados, puede ser un momento en el que nos sentimos más vulnerables. ¿Y a vosotros? ¿Cuáles son aquellos detalles que se os vienen a la mente cuándo recordáis el juego?