El 8 de Agosto 2016 | 11:48
Acabo de aterrizar de mis vacaciones. Hoy es un día duro. Sin embargo, cada año dibujo mi calendario de días libres estratégicamente para recuperar el atragantón del E3 y llegar justo antes de la Gamescom. Siempre es aterrizar frente al teclado con los dedos corriendo sin cesar sobre las teclas, por aquello de que la feria germana está a la vuelta de la esquina y los rumores y filtraciones se amontonan a la puerta con un imperioso cartel de "pendiente". Este año... no es el caso.
Xbox se ha cargado su conferencia; Nintendo hace años que no se deja ver en este evento con una presentación específica, y Sony ya en la pasada edición dio la espalda. Que sí, que cuando preguntas a representantes de cualquiera de las compañías tienen preparada una respuesta estándar que dice aquello de: "mi compañía sí estará en la feria, pero sin conferencia de prensa". Se pongan como se pongan, una verdad universal es que un evento es lo que sus conferencias son, y bajo esta regla máxima Gamescom ha perdido interés a un ritmo preocupante. Sigue siendo el mayor evento de videojuegos de Europa, pero hoy es menos interesante que ayer, y ayer menos interesante que el otro.
Sin embargo, la buena o mala salud de Gamescom me trae sin cuidado. La verdad. Lo que me preocupa más es Xbox. Si echamos la vista al año pasado y la retahíla de presentaciones de parte y parte nos encontramos con que Sony tuvo presentación en el E3, París, Tokyo Game Show y PSX, amén de otros eventos menores. Del lado de Xbox tuvimos la conferencia del E3 y la de Gamescom, y también alguna presentación menor en diferentes encuentros. Esto no quiere decir absolutamente nada en favor ni en contra de ninguna de las dos compañías, pero saltándose la Gamescom y sin ningún plan específico al descubierto, este año sólo podemos prever como gran presentación la conferencia del E3 2016 por parte de los de Phil Spencer. Un año de silencio es un año muy largo.
El pecado de la Gamescom
Estratégicamente Gamescom está muy cerca del E3, y ese ha sido siempre el grandísimo pecado de la feria de Colonia, pero es una necesidad íntima e imperiosa que Microsoft encuentre otro escenario para refrescar el universo de Xbox. Los americanos pusieron una buena retahíla de juegos sobre el escenario de Los Ángeles hace un par de meses, y en este punto no creo que haya nadie que espere de una conferencia europea una puesta de largo al nivel de la grandilocuencia del E3, pero el acto de presencia en un segundo evento tiene la utilidad indiscutible de refrescar Xbox como plataforma para el que esté planteándose hacerse con una, o para enchufar ilusión por el catálogo al que tenga la máquina ya bajo su televisor.
Nintendo logra (o lograba) mantenernos pegados y expectantes cada par de meses mordiéndose las uñas con la cuenta atrás de su Nintendo Direct. Un formato económico, útil, funcional, y extrañamente poco imitado. Los eventos son muy saludables, y Microsoft necesita encontrar nuevos escenarios más allá del E3.