La verdad incómoda resulta también la más interesante. El tabú del que no se suele hablar representa el juicio de mayor impacto. El que deja a su paso desasosiego, primero, y sorpresa, después, porque no esconde más que un pensamiento unánime. Volemos, como ha volado Turn 10 con 'Forza', y rindámonos ante la evidencia: en la carrera entre 'Forza' y 'Gran Turismo' hace mucho que el de Microsoft Games tomó la delantera.
Al remontarse al origen de 'Forza' su sino era el de la respuesta a Yamauchi. 'Gran Turismo', hegemónico desde el primer minuto, me descubrió, como a muchos, el género de la velocidad. Aquí un adepto confeso durante años. Uno incondicional. Sin embargo, me va mucho más el libertinaje que la fidelidad, así que en cuanto 'Forza' pisó el acelerador en la Xbox original me subí al carro del impacto visual. Aquello no era una simple copia, aquello, que un estudio Turn 10 ponía en una nueva consola-ordenador llamada Xbox, era una respuesta en toda regla.
Desde entonces entrega tras entrega, la saga 'Forza' se viene arriba, mientras 'Gran Turismo' se sume en la parálisis. Cínico al alabar lo que criticamos día a día, pero la primera razón por la que 'Forza' gana en esta carrera de velocidad arraiga en el hecho de lanzar entregas a un ritmo endiablado.
La carrera de entregas
Da la sensación que los deadlines agudizan el genio de Turn10 al depositar en cada juego un paso decidido; todos los títulos, uno tras otro, son una carrera en progresión que no deja aliento. 'Forza Motorsport' sentó el inicio, la segunda parte el salto de generación -quizá tímido-, con el tercer se asentaron las cosas, y en el cuarto llegó el esplendor. La secuencia se repite en el salto a Xbox One -y ahora también a ordenador-, y 'Forza' sigue siendo el primer motivo que justifica para muchos poner una Xbox One bajo el televisor. 'Gran Turismo' se mantiene más honesto al modo de hacer videojuegos clásico en la industria, hay que reconocerlo. Yamauchi, otro genio, quiere vigilar hasta el mínimo detalle. Sin embargo, pasa con algunas personas que son tan perfeccionistas que pecan de improductivas. En esa ruptura del equilibrio cae el de Polyphony Digital. 'Gran Turismo' entró en la generación de PS3 en una brecha de la que todavía paga consecuencias. Los retrasos perpetuos de 'Gran Turismo 5' impusieron un alto precio a la saga, y el feeling que logra transmitir en la quinta entrega -quizá sea yo, por la falta de costumbre-, no representa el acontecimiento que cada nuevo juego era en los tiempos de 32-128 bits. 'Gran Turismo' con cada nueva entrega era el espectáculo al servicio de la revolución. Tal fue la altura de su gloria, que ahogado en la obligación de mantenerse radicalmente fiel a sus principios por el camino ha perdido la rebeldía. La sexta entrega en el cierre de PS3 fue un regalo para los usuarios de la tercera PlayStation, pero una nueva deuda para la progresión de la saga.
El lema de 'Gran Turismo', "the real driving simulator", siempre dejó claras las intenciones de Yamauchi de crear una obra para venerar el automovilismo. Sin embargo, Polyphony se sume también en la guerra entre la calidad del diseño de los coches y la cantidad de vehículos, lo que se salda en la eterna polémica de los coches Premium de 'Gran Turismo'. Turn 10, que no se olvida que el origen de su trabajo es mirar de tú a tú lo que Polyphony hace, rompe la baraja en este sentido sacando pecho con el ya clásico Forza Vista.
La experiencia social
Mientras tanto, un segundo estudio entró a desarrollar 'Forza: Horizon'. Turn10 es la genialidad del coche en la pista, con una propuesta de conducción escalable que lleva el control desde los coches de choque hasta el infierno de la simulación más exigente. Playground Games, con Forza Horizon, pega un paso adelante en el online. El giro de los Horizon en la saga Forza es el ejemplo de aprovechar desarrollos alternos: el spin-off aprovecha el conocimiento de los Motorsport para el diseño de la conducción, acercando la fórmula a una propuesta muy arcade, pero perfectamente reconocible. Por contra, el elemento prioritario es hacer de 'Forza' una experiencia social, en este caso. Así, la relación entre Horizon y Motorsport se convierte en una retroalimentación: Dan Greenawalt y su equipo de Turn 10 aporta el despliegue tecnológico, llevando la saga a lo puntero en lo visual y atractivo en el manejo, de lo que se alimenta Horizon. Horizon descubre la experiencia social totalmente renovada, de la que se alimenta Motorsport. Entre ambas fórmulas, además, alcanzan un espectro de público que abarca a todo fan de la conducción: desde el loco de los arcades que ya no recuerda que el gatillo izquierdo sirve para frenar, hasta el que insulta al que juega con mando.
De pronto, 'Gran Turismo' aterriza con 'GT Sport', que viene a proponer el giro social con muy buenas ideas. ¡Qué ganas de que llegue! Sin embargo, el ritmo de sus competidores es abrumador y posiblemente llegue tarde para sentar cátedra.