'Final Fantasy VII' es mucho más que un mito. Han pasado ya 20 años desde su lanzamiento en Europa, y nosotros -normalmente hablaría de mí, pero dado el caso que me ocupa, creo que puedo hacerlo en nombre de muchos-, seguimos encandilados con él. No en vano, hay muy pocos remakes que se entiendan como una producción completamente nueva y esperanzadora (polémicas aparte); como si estuviéramos ante algo único, para ser valorado como tal. Y sin embargo, me pregunto... ¿por qué es así? Bajo mi prisma, es algo mucho más complejo y original que la unión de las múltiples cualidades del juego. Sería incluso aburrido a estas alturas hablar de diversión, carisma, magia o ese algo "especial", aunque a todas luces sería igualmente cierto.
El gran "lore" de 'FF VII'
Para mí, lo más interesante, e incluso lo más decisivo a nivel social, es todo aquello que el juego pretendía transmitir, y que sin darnos cuenta nos ha marcado de por vida. Hoy en día, en el sector de los videojuegos lo conoceríamos como el "lore" de un juego. Yo, en este caso tan particular, lo traduciría como "el fantástico mundo mitológico y ficticio del juego, que refleja la pura realidad de nuestro planeta". La energía vital y 'Meteorito', como expresiones casi filosóficas del bien y el mal -pero también de Dios y del demonio-, la mala utilización de los recursos del planeta, como una representación de la relación entre causa-efecto de nuestros actos, o simplemente las Armas, como seres potencialmente peligrosos, pero necesarios para realizar una purga cuando algo es realmente insostenible.
Ya no es solo una cuestión de reflexionar, de espiritualidad, y de crítica social: algo de lo que el juego puede presumir de un modo extraordinario. Es también la forma totalmente fantasiosa pero a la vez creíble que tiene de contarlo. Cualquier elemento del mundo de 'Final Fantasy VII' está ahí porque tiene que ver con ese mundo global, y en absolutamente todos los detalles tienen algo que contar a nivel social. Desde los suburbios de Midgar, donde queda claro quiénes son aquellos más desfavorecidos, hasta el tratamiento del terrorismo de un modo arriesgado, pero lleno de mensajes subliminales. ¿Está justificada la violencia cuando lo que se está jugando es la vida del planeta? Imposible dejar indiferente a nadie.
Son aquellas cosas a las que no dábamos mucha importancia cuando jugábamos, lo cual deja bien claro que 'Final Fantasy VII' fue capaz de cautivarnos por mucho más. Pero también es evidente que hoy en día te das cuenta que sin esa construcción tan bien hilada, seguramente nada hubiera sido igual. Es como si ya supiera el motivo por el cual tenía "ese no sé qué tan especial". Tan sencillo como que, una simple escena en un observatorio al lado de 'Bugenhagen', seguramente hizo que muchos adolescentes se interesaran por la ciencia por primera vez; incluso antes que en el colegio. Porque el juego también era eso: una alegoría preciosa a la propia vida. 'Aeris', la energía vital, los sentimientos a flor de piel, la lucha por una vida mejor. Mucho más que un argumento tópico y típico en el que el bueno persigue el malo.
Pero... ¿y qué me decís de las teorías? Muy pocos juegos siguen dando tanto de que hablar como 'Final Fantasy VII'. Y más aún; muy pocos juegos son capaces de tener a uno de los mejores villanos de la historia cuando en realidad quizás no es ni siquiera el villano principal. Porque la antigua civilización del juego, los Cetra, junto al extraterrestre Jénova, son una nueva muestra más de que el argumento, así como muchos de los elementos del juego, estaba expuesto de manera que pudiera ofrecer algo mucho más complejo de lo que aparentaba. Entrar en el mundo de 'Final Fantasy VII' es algo que cualquier jugador debería probar. Y si ya lo habéis hecho... y tal y como prodigo en mi cuenta de Twitter, ¿quién no desearía sentarse en la hoguera de Cañon Cosmo a escuchar una y otra vez esa maravillosa historia? Feliz cumpleaños.