'Final Fantasy XIV' ha cumplido esta misma semana cinco años —al menos desde el lanzamiento de 'A Realm Reborn'. El MMORPG de Square Enix ahora es considerado como uno de los grandes títulos online de esta generación y, en su comunicado celebrativo por su último aniversario, Naoki Yoshida confirmaba que ya eran 14 millones los aventureros que pueblan Eorzea.
Una cifra que confirma la viabilidad de la obra y la enorme expansión de su contenido online, que ya lo han convertido en uno de los MMOs más jugados, siempre a la sombra del imbatible 'World of Warcraft'. Unas cifras que avalan su funcionalidad pero que no siempre estuvieron del lado del título.
Principio y fin: el renacer del reino
'Final Fantasy XIV' amanecía en su primer intento como un título obsoleto. Incluso en su propia salida, el juego ya estaba condenado. No es de extrañar, y es que sus desarrolladores pecaron de soberbia y, sabiendo que 'Final Fantasy' era la saga reinante en aquellos momentos —a lo que suma el gran funcionamiento de 'Final Fantasy XI' como título online precedente— se lanzaron a la piscina con una propuesta que no encajaba dentro de los estándares del MMO moderno.
Así los resultados cayeron en saco roto. 'Final Fantasy XIV' no era el juego que sus seguidores esperaban, sino algo caótico, con pocas opciones, escasa libertad y un sistema que, en lo técnico, resultaba de todo menos funcional. Y Square Enix no tardó en darse cuenta de que tendrían que olvidar el título, con todos los gastos que ello conlleva, o hacer algo para solucionarlo. Aquí es donde entra en juego Naoki Yoshida (Yoshi-P para sus seguidores) y su equipo quienes trabajaron de forma incesante para arreglar el error.
Sin necesidad de irse por las ramas, el final e inicio de la Eorzea que conocimos es, posiblemente, uno de los sucesos más importantes de la historia del videojuego. Partía de un error, por supuesto, pero la forma en la que el director y compañía fueron capaces de atar los hilos para que el final no fuese más que el preludio de un nuevo inicio es aún, cinco años después, algo memorable.
Para ello utilizaron la propia narrativa del juego para sembrar el caos en su mundo. Dalamud, la luna roja, ascendía poco a poco sobre los cielos de Eorzea, aumentando su recorrido con cada actualización y la evolución de su argumento indicaba que, incluso si el Warrior of Light lograba su misión, no habría salvación — tan solo una victoria pírrica. La pérdida de la estabilidad en las ciudades o la invasión de los monstruos sobre las mismas era un claro indicativo de ello. El mundo se iba a pique y el equipo lo representó de la forma más fiel posible.
Hasta que llegó el día definitivo. El adiós de verdad. El irrefrenable avance de Dalamud había llegado a su fin y sus jugadores descubrirían pronto —aunque las señales eran inequívocas— que la luna artificial no era más que el contenedor que albergaba a Bahamut, el primal caído en desgracia por la antigua civilización de los Allagan. Con una cinemática que pasará a la historia y bajo la voz de Susan Calloway, Eorzea sucumbía al temible enemigo y desaparecía.
El despertar del nuevo reino
Todo para marcar el inicio de una nueva obra. Con el acertado título de 'A Realm Reborn', un 24 de agosto de 2013, Eorzea abría de nuevo sus puertas, totalmente renovada tras el ataque de Bahamut. Un hito que marcaría la nueva trayectoria del juego hasta convertirse, como decía en líneas anteriores, en uno de los títulos multijugador masivos más exitosos de los últimos años.
Desde entonces la habilidad de Naoki Yoshida para mantenerse cercano a su público ha hecho del juego un verdadero reino en el que vivir. No es solo que su equipo comparta información y actualizaciones constantemente con los jugadores, sino que los anuncios de los nuevos parches se resumen en un vídeo protagonizado por el propio Yoshi-P (Letter from the Producer) y el juego cuenta con sus propios eventos fans, organizados por el staff del mismo, los Final Fantasy XIV Fan Fest.
La propia Eorzea también ha extendido sus tierras. Desde la apertura de las puertas de Ishgard en 'Heavensward' hasta la llegada a las estepas de Doma y Yanxia, en Othard, con el lanzamiento de 'Stormblood', la regente expansión. También hemos recibido nuevas clases, desde los Astrologian y los temibles Dark Knight hasta los solicitados Samurai y Red Mage. Todo eso por no hablar de un argumento que no solo siente la mejor parte de la saga 'Final Fantasy' sino que además no tiene problemas en lanzar mensajes críticos y hablar de la crueldad de la guerra o la opresión del pueblo derrotado en el conflicto.
Hace poco vivimos 'Return to Ivalice', que nos permitía volver al universo de 'Final Fantasy XII' y 'Final Fantasy Tactics' con ' The Royal City of Rabanastre' y 'The Ridorana Lighthouse' y en estos mismos momentos sigue vigente el reto crossover con 'Monster Hunter World', que trae al temible Rathalos a las tierras de Yanxia. Por no hablar de 'The Rising', el evento oficial del aniversario del juego.
Habrán pasado cinco años. Pero Eorzea y 'Final Fantasy XIV' siguen más vivos que nunca. La llegada de Bahamut y el nacimiento del nuevo reino no era más que un pequeño prólogo a la historia del Warrior of Light; la historia de más de 14 millones de héroes y heroínas que pueblan ahora todo Hydaelyn. Y lo mejor es que aún queda mucho por vivir. Feliz cumpleaños, 'Final Fantasy XIV'.