E3 2018 : Homofobia en 'The Last of Us 2', la respuesta que esperábamos

HOMOFOBIA

E3 2018 : Homofobia en 'The Last of Us 2', la respuesta que esperábamos

Por Maribel Baena

El 13 de Junio 2018 | 13:06

Homofobia en 'The Last of Us 2', desgraciadamente la respuesta que esperábamos.

A veces no hace falta nada más que algo tan sencillo como un beso para desatar una auténtica hecatombe. Eso es lo que Sony ha demostrado con el tráiler de 'The Last of Us 2' aunque, para ser sincera, os diré que no es algo que no esperase. No el beso, sino la respuesta; el beso nos ha sorprendido (gratamente a algunos, no tanto a otros) a todos por igual. Y, de nuevo, no ha sido realmente el beso lo que me ha sorprendido, sino todo lo que este gesto implica. Pero comencemos por el principio.

Por si alguien no ha visto el tráiler de 'The Last of Us 2' (que os dejo justo encima de estas líneas), comienza con un beso entre Ellie y Dina. Pensé que todo el mundo reaccionaría como yo al verlo, con alegría e ilusión a partes iguales al comprobar que el mundo del videojuego comenzaba a ser realmente inclusivo, a mostrar todo tipo de relaciones y a personas que se alejaban de lo considerado normativo. Un beso homosexual en un videojuego es algo nuevo, algo que no todo el mundo se atrevería a hacer, pero desde Naughty Dog se han atrevido, ¡y es todo un paso hacia delante! Es la normalización de todo tipo de relaciones románticas, más allá de la manida heteronormatividad que se nos impone a nivel social. Sí, sé lo que estáis pensando, porque yo tampoco sé cómo pude ser tan ingenua. ¿Cómo pude creer que el público de la industria del videojuego iba a tomarse bien algo así?

La intrusión de la inclusión

Los comentarios no se hicieron esperar en las redes sociales. Voy a transcribir solo algunos para que os sirvan de ejemplo, pero quiero que tengáis en cuenta que todos aquellos que contengan palabras malsonantes los dejaré fuera por razones obvias. ¿Listos?

"Un asco, hicieron lesbiana a la prota para meter políticamente correcto. Aquí murió la saga, no se compra esta basura enfermiza".

"Asqueroso y repugnante trailer LGTB".

"Amo a Eli a pesar de su lesbianismo". Aportados por el usuario @Pride_JA en Twitter .

"Qué lastima que sea lesbiana... Así ni ganas de jugarlo, no me late así el personaje".

"La nueva moda de lo políticamente correcto. Jodiendo los cómics, después el cine y ahora los videojuegos... Mierda de sociedad queriendo imponer lo antinatural a lo normal". Aportados por el usuario @semonster86 en Twitter.

Son solo ejemplos. Muy específicos y habiendo seleccionado entre los que me parecían menos ofensivos, al menos verbalmente hablando, porque la agresividad que emanan todos estos posts es la misma, y tiene una raíz horrible: la homofobia. Hablan de "lo políticamente correcto", de "imponer", de estar introduciendo personajes LGTB a la fuerza, pero no se atienen a los hechos demostrables: es la primera vez que vemos en un videojuego una protagonista lesbiana, o bisexual. De los cientos de miles de videojuegos que hay, y teniendo en cuenta todos los que introducen relaciones románticas, es la primera vez que vemos una que no sea heterosexual. ¿Y realmente hablan de imposición, se quejan de su falta de representación?

La homofobia ha sido la protagonista

No ha hecho falta nada más que un beso para probar algo que, por desgracia, ya sabíamos: que el mundo de los videojuegos sigue siendo territorio casi exclusivo de hombres heterosexuales. Y quiero remarcar ese casi exclusivo, ese casi, porque lo que se ha demostrado tras este E3 es que esto no continuará siendo así mucho tiempo. La inclusión está a la vuelta de la esquina, el panorama de los videojuegos está cambiando, y no solo las mujeres comenzarán a tener también su hueco, sino que el colectivo LGTB por fin podrá sentirse incluido. Ese lema de que "los videojuegos son para todos" poco a poco tendrá sentido de verdad, y el beso entre Ellie y Dina no es más que una prueba de ello.

Quedémonos con lo positivo del anuncio de 'The Last of Us 2': se avecinan cambios. Las quejas, los insultos y la homofobia desatada no es más que una prueba evidente de que estos cambios cada vez están cobrando más fuerza, porque incluso quien no quiere verlos no está teniendo más remedio que aceptarlos.

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