A estas alturas no te voy a contar nada que ya no sepas. El impacto que ha tenido 'Dark Souls' en la industria del videojuego ha sido tan enorme tanto a nivel comercial como creativo que es casi imposible no ver su nombre cada día en algún titular. Todos sabemos ya de qué va el tema, y si se trata de hacer un comentario profundo acerca de cada mínimo aspecto del juego, hay gente mucho mejor cualificada que ya lo ha hecho mejor de lo que yo lo podría hacer jamás.
Así que, como a estas alturas no puedo contarte nada que no sepas, te voy a contar algo que seguro que no sabes. Yo jugué a 'Dark Souls' por un sueño.
Sí, en serio
Fue hace unos dos años y medio, febrero de 2014, concretamente. Durante meses, un par de conocidos me habían recomendado que probara la saga de From Software (por aquel entonces constaba solo de 'Demon's Souls y 'Dark Souls', aunque la segunda parte de este último estaba al salir), pero yo tenía otras cosas pendientes a las que jugar, y al no conocerla casi nada, tampoco despertaba un interés prioritario en mí. Bueno, también es que no tenía tanto dinero como para permitirme el lujo de comprarme algo que no sé si me va a gustar. Era, y sigo siendo, un clase media-baja al que le gusta maldecir que esa condición sea tan incompatible con su hobby preferido.
Pero supongo que en el fondo, muy dentro de mí, sabía que sí que me iba a gustar. Si no, no me explico el por qué tuve un sueño tan sorprendentemente nítido y preciso en el que jugaba a la obra magna de Miyazaki. Casi no había visto nada del juego, no sabía cómo era más allá de que se trataba de un RPG de acción. Pero por algún motivo, mi sueño captó casi a la perfección el sistema de combate, y yo lo disfrutaba como un crío. Oníricamente, claro. Sobre los enemigos o el diseño de niveles que aparecía en mi sueño, no lo recuerdo, la verdad. Tampoco llego a tanto, pero dudo que eso llegara a asemejarse mucho a la realidad.
El caso es que me desperté y me di cuenta de que todo había sido un simple sueño, lo cual me dejó bastante apenado por no poder seguir jugando. Dado que apretar la cara contra la almohada para ver si volvía a dormirme y así poder continuar la partida no funcionó del todo bien, tuve que recurrir al plan B: comprar el juego en la vida real.
Era un gasto completamente improvisado y que me haría sentirme muy mal conmigo mismo por ser tan derrochador, pero el caso es que tenía un deseo tan irrefrenable que se me habían quitado las ganas de jugar a cualquier otra cosa. Probablemente si me hubiera contenido, se me habría pasado a las pocas horas, pero preferí desembolsar todo el parné que hiciera falta porque soy un despojo humano, supongo.
Así que eso hice. Me levanté, encendí mi ordenador, fui a eBay, y vi un bonito 'Dark Souls: Prepare to Die Edition' para PS3 nuevo y precintado por solo 20€. Me gustaría decir que me lo pensé detenidamente, pero no fue así. A los dos días me llegó, lo puse en mi consola, jugué el tutorial y me arrepentí de ser tan imbécil. Más que nada porque para soportar la espera del envío tuve que ver un par de gameplays y al final acabé aprendiendo cómo eran estos primeros compases del juego y las sorpresas que tenía. Sorpresas que para mí se esfumaron porque, como ya digo, soy idiota.
Pero por suerte, 'Dark Souls' es mucho más que eso. Muchísimo más que eso. Contaba con el riesgo de que el juego no cumpliera las expectativas que tan absurdamente me había formado a través de mi sueño, pero sucedió algo muy bonito, y es que incluso las sobrepasó. Lo que vino después del Refugio de los No Muertos se podría asemejar a aquella secuencia que tiene lugar casi al final de '2001: Una Odisea del Espacio' en la que David Bowman está flipándolo en la mierda mientras atraviesa a toda velocidad una especie de movida muy psicodélica.
Vale, igual esa no es la mejor lectura que se puede hacer de una de las mayores obras maestras del cine, pero en 'Los Simpson' la parodiaron para algo similar, así que se entiende que lo que quiero decir es que el juego me pareció una jodida pasada. Lo que todos conocemos ya: el sentimiento de explorar lo desconocido con las ansias de no saber a dónde te puede llevar, de ir con el corazón en la mano al doblar cada esquina, de vivir al límite cada espadazo y cada voltereta, de sentirse un mero insecto capaz de derrotar por sí solo a los mastodontes más horrendos. Mientras lo jugaba tuve la mala suerte de que se me rompiera la PS3, y los meses que pasaron hasta que pude arreglarla fueron los peores de mi vida.
Mi primera partida de 'Dark Souls', de principio a fin, duró 91 horas. Es el juego que más he tardado en completar en toda mi vida, seguido muy de cerca por las 90 horas que me duró 'Dragon Quest VIII'. Muchos pensarán que soy increíblemente manco por haber tardado tanto, y no les falta razón, ¿pero sabes qué? Habría tardado otras 100 horas más con mucho gusto.
Al final, este pequeño capricho que tuve se acabó convirtiendo en uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos. No he podido jugar a casi ninguno más de todos los que vinieron después; solamente a 'Dark Souls 2' y, aunque inferior, me sigue pareciendo un título excelente (DLCs incluidos, por supuesto). Ya lo he dicho, el presupuesto no es que me sobre precisamente, y eso es algo que sufro día tras día.
Supongo que en algún momento, cuando los astros se alineen, desaparezcan los gameplays de 'Minecraft' en YouTube, o vete tú a saber, podré disfrutar del resto de obras maestras de Miyazaki y compañía. No he perdido la esperanza aún, y es que si algo he aprendido, es que los sueños pueden hacerse realidad.
Por cierto, eso que se ve en la última imagen es la espada de Artorias con la que duermo en mi habitación. Hasta ese nivel llego.