En primer lugar os planteo un spoiler de la lista Top 10 de 2016 que veréis publicada este viernes con el correspondiente GOTY y los diez más votados en la redacción: No está 'Firewatch'. Sin embargo, no podía permitir cerrar el año sin destacar como primordial al que, de hecho, encabeza mi lista de votos.
Si bien es cierto que hay que premiar la ejecución brillante, llegados a repasos como el de los GOTY es necesario poner en valor múltiples prismas. Uno de ellos es el riesgo, que debe ser premiado porque en una industria dramáticamente conservadora representa el camino que permite avanzar al siguiente paso. En este razonamiento me topo con unos cuantos de mis listas de favoritos, entre los que sobresale, sin duda, el desarrollo de Campo Santo.
La perfección no es lo más importante
Quizá 'Firewatch' falla en algunos puntos de ejecución, de eso no cabe duda, pero es una chispa muy brillante, tanto en su apuesta visual, como en su intención, y, sobre todo, en los temas que trata. Lo que finalmente me encandila a 'Firewatch' es exactamente eso: su cotidianeidad. La capacidad de trasladar al jugador a un contexto creíble, para sumergirle en una vida, que si bien dura, resulta igualmente creíble. De esta forma, lo que tenemos es un juego en el que lo principal no es correr, ni ir de acá para allá -que también-, sino que la experimentación principal se realiza en el descubrimiento de una relación personal intrascendente. La capacidad de Campo Santo de alejarnos de grandes propósitos y momentos trascendentes, para reducir su aventura a la vida cotidiana de unas personas en un momento de tránsito vital, me parece lo más interesante del año. Sin épica, sin una estructura convencional a ningún nivel, y funcionando a toda máquina.
Sería horrible que todos los videojuegos se convirtiesen en un drama vital, no me malinterpretéis, pero es fundamental para todos saber que sí es posible contar en videojuegos de esta manera, algo que hasta hace no mucho no estaba tan claro como parece.
Mi goty, 'Firewatch'. Si no has jugado, aprovecha una tarde de tus vacaciones en él.