Han pasado ya siete años (siete, que se dice rápido) desde que 'Bravely Default' llegó a Nintendo 3DS. Es un lanzamiento que recuerdo con cariño. Un título que cambiaba las mecánicas más arraigadas del género sin dejar de ofrecer esa sensación que buscan muchos de sus jugadores entre sus líneas. Una obra que se encontraba situada entre lo moderno y lo clásico pero que siempre se conseguía mantener fresco y original.
Incluso trabajando con un concepto estrictamente ligado a la repetición, lo cierto es que el juego de Square Enix se guardaba algunos ases bajo la manga —como el famoso «Where the Fairy Flies»— que conseguían romper siempre el molde para mantener el mismo nivel de experiencia a lo largo de su extensión. Pero, ¿ha conseguido mantener esa originalidad a lo largo del tiempo?
Repetir no siempre es suficiente
Ahora que 'Bravely Default 2' ha llegado y la marea de la expectación ha comenzado a retirarse, parece que no había mucho tras esa capa de ilusión. Si 'Bravely Second' era una revisita a todo lo que ya conocíamos hasta ahora, esta nueva entrega tiene un sabor amargo que se mueve en las mismas líneas. Se siente como un "más de lo mismo", solo que con más cantidad de contenido.
Casi parece una lucha identitaria en busca de encontrar su posición, con añadidos muy resultones como el uso de la localización con ese arte que tan bien esgrime la serie 'Dragon Quest' pero que luego acaba por caer en recursividades que, si no consiguieron funcionar la segunda vez, parece lógico que no vayan a hacerlo una tercera. Es, en ese sentido, un RPG muy cómodo, con pocos desvíos notables en el camino y una trama adaptada a las conveniencias de un guion que puede sentirse demasiado clásico.
Una forma de apuntar, como ya lo hacía su predecesor, de acercarse al RPG clásico cambiando una serie de conceptos. Valores que, por desgracia, no se desmarcan de ese mismo título, por lo que hace de su carisma original un "copia pega" que no acaba de encajar en su supuesta evolución. Con todo, es algo que se acentúa todavía más cuando el juego se empeña en introducir una curva de dificultad de escaso sentido, que te obliga a pasar más tiempo subiendo niveles que explorando su mundo y enfrentando a jefes —la verdadera guinda del pastel.
Basar tu experiencia en la pura repetición si una clara motivación para ello hace de la tediosidad la parte principal de la obra y huye de la dificultad para centrarse en la monotonía. Porque podríamos decir que 'Bravely Default 2' es difícil, pero posiblemente se aproxime más a ese concepto de repetición absurda que al reto. Un flaco favor para un título que se caracterizó por su forma de jugar con la recursividad y las sorpresas.
'Bravely Default 2' es un juego tan simple de disfrutar como de odiar y relegar a esa lista interminable de cosas que jugar «cuando el tiempo lo permita». Y ese es un triste permiso para el potencial de un título como este.