La semana pasada llegó a todas las tiendas 'Uncharted 4' y desde que leemos el título, sabemos que va a ser -o eso nos quieren dar a entender- la aventura final. Y con final no nos referimos a que va a ser la mejor de todas, sino a que va a ser la última o, al menos, la última con Nathan Drake. ¿Nos lo terminamos de creer? Pues deberíamos empezar a creernos que todo tiene un final, o que debería tenerlo.
Una retirada a tiempo es una victoria
La saga 'Uncharted' no es la única que se ha convertido ya en una tetralogía. Muchos de estos juegos suelen estar programados para tener una secuela, o dos como mucho, pero los jugadores somos tan fanáticos, y el dinero llama tanto, que vemos cómo algunas sagas degeneran alcanzando números más altos mientras decrece su calidad. Esto no ocurre con todos, pero es mejor saber parar y decir adiós cuando es necesario.
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No lo neguéis, los jugadores no sabemos decir adiós, no sabemos despedirnos de una saga. Cuando llega el momento en el que jugamos el último título, no nos lo terminamos de creer, aunque muchos de nosotros terminamos velando por el bien de esa franquicia entendiendo que, la que estamos jugando, debe ser la última. ¿Queremos más 'Halo'? ¿Más 'Gears of War'? ¿Más 'inFamous'? o ¿más 'Kingdom Hearts'? Las precuelas, las secuelas y los spin-off son muy golosos, pero hay que decir basta, hay que cortar lazos y seguir adelante.
Es normal encariñarse con ciertos personajes, ya que son muchas las horas que hemos pasado jugando y hablando de ellos: con colegas, con compañeros, parejas, etc. Todo ello forma parte de nuestro mundo, y cuando desaparecen, parece que parte de nosotros se va con ellos.
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Quizá es lo que pasó con Crash Bandicoot. La mascota que, durante tantos años, protagonizó juegos de PlayStation cortó lazos con los jugadores, los cuales ahora piden su regreso. Todos sabemos que será bueno que alguien recoja a este grandísimo personaje y lo lleve las consolas de nueva generación, pero esto refleja, claramente, que no sabemos decir adiós.