Podríamos hablar del mando de Xbox One, como el controlador de los cien millones de dólares, cifra invertida por Microsoft en la manufactura del mismo.
Según se ha dado a conocer, durante el proceso de fabricación del nuevo mando se crearon y desecharon cientos de prototipos diferentes. Entre los planes de la compañía se barajó la inclusión de elementos de muy diferente tipo.
Se barajó la posibilidad de incluir una pantalla, un touchpad, altavoces, incluso una cámara. Se probó a conjugar todos estos elementos, para finalmente llegar a una propuesta conservadora, que es la que tendremos en las tiendas el próximo viernes.
Centrar la atención en el televisor
Todas estas posibilidades se tomó la decisión de desecharlas, porque para la compañía el centro de juego se encuentra en la televisión: "Tienes una televisión estupenda, con el mejor altavoz que podríamos poner en este mando", explicaba Quintin Morris, Diseñador Senior en Microsoft. Dejaron a un lado la idea de incluir pantalla en el mando porque "realmente queremos que la gente esté inmersa en la experiencia que está desarrollándose frente a ellos", además, una pantalla en el mando "quema batería como si no hubiese mañana, no es una buena idea".
Finalmente encontrámos en el mando de Xbox One la evolución directa del controlador de Xbox 360, con una apuesta que va en la dirección de la precisión. La imagen que ilustra la noticia deja al descubierto un prototipo con una pequeña pantalla central.