Es muy posible que estos días vuestro radar de lanzamiento no estuviera señalando a 'Warhammer 40,000: Inquisitor — Martyr', pero el retraso del juego inicialmente fechado para el 11 de mayo hasta el 5 de junio vino con unas desafortunadas declaraciones de parte del productor del juego, quien aseguraba que se comenzarían turnos de 90 horas semanales en el estudio para tener el juego listo en la nueva fecha.
Poca broma
El comentario llevó a desarrolladores de todo el mundo a criticar duramente al responsable de esta medida, pues el llamado "crunch" es una de las prácticas más detestables del desarrollo de videojuegos, que consisten en la explotación de los trabajadores para cumplir unas fechas de entrega sin importare la repercusión psicológica o física que pueda tener en los implicados.
Tras la marea de comentarios vertidos sobre el estudio un representante el mismo comentaba a Polygon que si bien hay empleados que han elegido voluntariamente aumentar sus horas de trabajo diarias, hay muchos otros que nunca participan en los periodos de "crunch" y la dirección no tiene ningún problema con ello.
El estudio ha desvelado que durante el mes de marzo se trabajaron unas 750 horas adicionales, repartidas entre los 60 empleados, los cuatro productores y el jefe de publicación hay una media de 11,5 horas extra por trabajador. Estiman hacer lo mismo durante abril.
En los foros de Steam otro representante del estudio aclaraba lo siguiente: "No vamos a hacer semanas de 90 horas, se supone que era una broma y ya la he eliminado del post original. La terminología estaba mal y llevaba a malentendidos, en Neocore Games nos tratan más que bien."
Broma o no es cierto que ahora el crunch es un tema sensible dado que desarrolladores de todo el mundo están buscando unificarse para fortalecer la industria y combatir la precariedad laboral que lleva a prácticas como ésta.