Lo de que los videojuegos provocan asesinatos no es algo nuevo, llevamos tiempo escuchando la misma cantinela desde Estados Unidos. Cada poco tiempo, cuando hay un asesinato cuyo autor es menor o joven, se reabre el debate acerca de la violencia de los juegos y de su efecto en los chavales.
Todo esto se debe a que antes, cuando no existían los videojuegos, no había asesinatos y en ningún caso los chicos estaban expuestos a la violencia. De hecho, en tiempos de los romanos, fueron los juegos de mesa los que acabaron por hacer caer el Imperio desde dentro ya que no supieron mantener a los jóvenes a ralla.
Usan un palo, un arma de 'Dead Rising 2'
Dejando la ironía a un lado, el debate acerca de la violencia en los videojuegos ha vuelto a las portadas después de que, en un parricidio en España, se haya descubierto que los dos jóvenes responsables jugaban juntos al juego'Dead Rising 2'.
Según El Diario de Mallorca, el juego "consiste en matar a zombis golpeándoles en la cabeza con una cachiporra. Esta es el arma con la que el muchacho derribaba con destreza uno a uno a todos los seres que aparecían por la pantalla. Y es el instrumento que el parricida de Alaró acabó fabricando en su casa [...] hacía dos meses que había fabricado un palo con clavos en uno de los extremos imitando el arma de un videojuego en el que era un experto".
Las emociones fuertes provocan la inestabilidad
Como podéis ver el hecho de que usase un arma prácticamente igual a la del juego es un motivo bastante importante para que se especule con la conexión entre ambos incidentes. Pero esto no acaba aquí, en Cope entrevistan a José Antonio Ortega Carrillo, profesor titular de tecnología educativa de la Universidad de Granada, y podemos leer:
"Los videojuegos están muy cuidados con estímulos que afectan muchísimo a las emociones. Nadie que lo use de forma compulsiva está libre de caer en conductas adictógenas y en descontrol emocional. El deseo irrefrenable de jugar, la experiencia de placer y tensión creciente cuando se va avanzando en el juego, la abstinencia cuando no se puede jugar por alguna causa, y la mas importante, el estado generalizado de necesidad de poner en practica las acciones que uno repite mil veces en el videojuego".
"Llega un momento que no se diferencia la realidad de la ficción. Personas maduras con estabilidad familiar pasan noches enteras jugando con otros colegas en distintos lugares del mundo".
Vamos que, como los videojuegos nos afectan emocionalmente, pueden acabar provocando que saquemos nuestros rifles semiautomáticos y empecemos a matar gente. Este debate lo recuerdo de aquellos tiempos en los que decían que 'Bola de Dragón' no era bueno porque los niños se tiraban desde los tejados intentando volar.
En ese mismo artículo se insinúa que el problema es que, por mucho +18 que pongas, los niños acabarán pirateando el juego y estarán expuestos a esta violencia. Vaya que parece que la piratería y los videojuegos están trastornado a la chavalería.
'Call of Duty' siempre tiene su hueco de protagonismo
En El País hablan de otro juego conocido: "La Guardia Civil supone que elaboraron su acción siguiendo pautas vistas en sus juegos violentos, por ejemplo 'Call of Duty'". Por supuesto, el juego de guerra más vendido tenía que tener una mención en uno de estos artículos. De todas formas no recuerdo la misión de 'Call of Duty' que coincide con este asesinato.
Ahora bien, el hecho de que el hijo de la victima se queje de recibía maltrato psicológico por parte de su padre no tiene tanta importancia. O que con 18 años tuviese un Audi TT y varias motos a pesar de llevarse mal con su padre.
¿Qué los videojuegos son violentos? Sí, algunos mucho de hecho. Y por eso tienen un +18 para que sólo puedan comprarlos los adultos. Si empezamos a eliminar todo lo que sea violento, podemos llegar al punto de tener que eliminar hasta los pensamientos menos pacíficos y quién no ha pensando alguna vez en matar a alguna persona que nos haya hecho alguna faena.
Quizás habría que pensar que hay muchas otras cosas que pueden violentar a los jóvenes, como reducir la calidad de la enseñanza, ver que día tras día los políticos salen con un escándalo nuevo o el saber que, por mucha carrera que estudien, van a tener que buscar el trabajo fuera. Pero claro, eso no vende tanto.