Como viene siendo habitual desde la masacre en el colegio Sandy Hook hace más de un mes, los políticos norteamericanos han entrado en un estado de histeria colectiva que les ha llevado, sin motivo aparente, a meterse de forma indiscriminada y sin fundamentos contra la industria de los videojuegos.
Ya hemos informado sobre declaraciones atrevidas y propuestas de estudios en profundidad. Pero a pesar de todo lo que veníamos escuchando estas semanas, nunca habíamos tenido el placer es descubrir una declaración tan "curiosa" como la del señor Lamar Alexander, Senador republicano del pueblo estadounidense en el estado de Tennessee.
Ayer, durante una entrevista con The Daily Rundown en la cadena MSNBC, el senador Alexander declaraba abiertamente en contra de los videojuegos y relacionándolos de forma directa con la violencia que se vive estos días.
Los ataques a los videojuegos empiezan a ser absurdos
"Creo que los videojuegos son un problema mayor que las armas porque los videojuegos afectan a las personas. Pero la Primera Enmienda limita lo que podemos hacer con los videojuegos y la Segunda Enmienda limita lo que podemos hacer con las armas".
En relación a estas palabras el senador de Connecticut Chris Murphy decía que la matanza no habría tenido lugar si los videojuegos no le hubieran dado al culpable una falsa sensación de coraje.
Si el senador Alexander afirma que los videojuegos afectan a las personas y las armas no, imaginamos que está asumiendo que las armas no dan a sus propietarios sensaciones erróneas de valentía o poder. Que las personas que empuñan armas, entrenan con ellas, disparan en campos de tiro y ven cientos de películas americanas de acción y violencia no se pueden sentir afectadas en modo alguno. Todo el mundo sabe que esto solo ocurre si uno juega a videojuegos y que no necesita armas para llevar a cabo matanzas, sino sencillamente dichos videojuegos.