El 22 de Febrero 2016 | 14:12
Los enemigos en los videojuegos son una pieza fundamental y básica. En todas las obras suelen seguir una estructura piramidal muy concreta: esbirros, esbirros un poco más fuertes, esbirros fuertes, jefes de los esbirros, jefes de los jefes de los esbirros, jefes muy jefes pero que no llegan a ser el mega jefe final, que sí suele ser el más poderoso. A estos luego podríamos incorporarles más o menos personalidad, profundidad o identidad. Pero casi siempre es así. ¿Cómo lo exponen otras obras? ¿Hay variables? Lo comentamos en vídeo:
Depende mucho del género de juego, ahora que cada vez hay más diversidad, pero en general son elementos sencillos. Cuando te encuentras a un enemigo en un escenario sabes que tienes que acabar con él, porque es lo que la propia naturaleza del videojuego te pide. Sabes que debes utilizar las mecánicas propias de la obra, utilizando tu habilidad, para poder progresar ante esos desafíos planteados.
Desde prácticamente el principio de los tiempos lo estamos observando en diversos videojuegos y géneros. 'Space Invaders' ya contaba con enemigos que debíamos destruir, basando todo el concepto de juego en ello. De distinto color, hostiles y fácilmente identificables, tampoco han cambiado tanto a lo largo de los años. En 'Super Mario Bros', los increíbles diseños de niveles también mostraban al jugador a los enemigos, a los que sabías que debías derrotar en caso de que no quisieras que hicieran lo propio contigo.
Lenguaje clásico de los videojuegos
Es un lenguaje universal y el propio medio, tan ligado en muchas ocasiones a la acción y a la habilidad con el mando desde el principio de sus tiempos, convierte a los enemigos en una pieza básica. Si volvemos a esa pirámide inicial, comprobaremos que dependiendo del nivel en que encontremos a uno de esos enemigos será más o menos difícil derrotarlo.