Tal día como hoy se cumplen 8 años desde que los usuarios norteamericanos recibieron la primera entrega de la saga 'The Legend of Zelda' en Nintendo DS. La espera fue muy larga, pues llevábamos ya nada menos que tres años con la máquina en nuestro poder para poder catar una entrega de la saga del héroe de Hyrule en nuestra flamante portátil de doble pantalla: 'The Legend of Zelda: Phantom Hourglass'.
Un cambio radical en la saga
En junio de ese mismo verano llegó a Japón, mientras que aquí en Europa tuvimos que esperar un par de semanas más, hasta el 19 de octubre, para verlo en los estantes de las cadenas de tiendas. La expectación por este título fue masiva, así como su recibimiento y publicitación televisiva y en revistas.
El primer juego de la licencia basado eminentemente en el control táctil gracias al lápiz demostró que jugablemente no se había dicho todo en la saga; la incorporación del mapa, muchos tesoros, los viajes en barco y un apartado gráfico bastante convincente viendo las posibilidades de Nintendo DS le permitieron vender nada menos que 4.3 millones de unidades en todo el mundo, una cifra muy notable que vino acompañada de grandes críticas por parte de la prensa especializada.
Por algún motivo, el público más acérrimo, aquel que llevaba jugando desde hacía lustros a la saga, no compartió esta satisfacción. Yo me incluso en ese cupo de gente que considera que este 'The Legend of Zelda: Phantom Hourglass' es una de las piedras en el camino de la saga; no es un título malo, pero eso de tener que repetir eternamente esa mazmorra que todos sabemos (no quiero entrar en spoilers) o una dificultad que dejaba mucho que desear lo hicieron para mí ser únicamente notable. No obstante sigue siendo igualmente uno de los mejores del catálogo de Nintendo DS y desde aquí celebramos su octavo aniversario, que se dice pronto.