El 14 de Septiembre 2015 | 18:32
Tal día como hoy, cuando han pasado ya dos meses desde el fallecimiento de Satoru Iwata, Nintendo ha decidido dar a conocer quién es la persona que toma el relevo de la presidencia de la compañía. Tras muchos rumores y especulaciones, finalmente ha sucedido lo que muchos otros esperaban, y es que el elegido ha sido uno que no aparecía en las quinielas: Tatsumi Kimishima.
Personalmente no tenía ni idea de quién era más allá de su nombre en numerosos reportajes que repasan la historia de la compañía; sabemos que fue el CEO de Nintendo of America desde 2002 a 2006, que tiene más de 20 años a sus espaldas especializándose en el terreno financiero, que ahora estaba centrado en los servicios de recursos humanos... Es por ello que durante el día de hoy he tratado de documentarme todo lo posible para tratar de vislumbrar, aunque sea acariciar, qué puede depararnos a partir de ahora.
Hace falta un nuevo cambio
Hablo en plural no solamente por ser tan sumamente incorregible que todavía sigo confiando en Nintendo como el primer día, sino porque objetivamente esto es algo que afectará a la industria del videojuego en general. Creo fervientemente que la gran N sigue marcando de algún modo el rumbo de esto del ocio electrónico; al igual que perdimos mucho cuando SEGA se bajó del barco en lo referente a hardware, que esto fuese ahora el principio de un final ya escrito sería una herida incurable, así que mi iniciar sentimiento, sin ocultarlo, es de optimismo.
Dicho esto, dejemos de mirarnos con la cabeza gacha y en voz baja, porque hay que dar pasos hacia delante y tratar de ver qué nos espera ahora. Si echamos un vistazo a su enorme portfolio, comprobamos que llegó a trabajar como CFO en The Pokémon Company, expertos en eso de crear productos capaces de vender millones de copias, ¿verdad? Estuvo tan solo un año en TPC, pero estuvo implicado junto con Satoru Iwata para que, en tiempo récord, se consiguiese meter en un mismo cartucho las regiones de Kanto y Johto ('Pokémon Oro' y 'Plata', GBC).
Hablamos pues de un perfil que no buscaba aparecer en los libros, que no pretendía que le estudiásemos ni que le tuviésemos encumbrado; es fácil ahora recordar los méritos de Miyamoto, Iwata, Aonuma, Konno, Kondo, Yokoi... Sin embargo, no estuvieron solos, hubo gente detrás apoyándoles, y Kimishima, que ahora lo ve todo desde la otra perspectiva, deja de ser transparente para lucirse delante de los focos, porque ahora todos los errores serán su culpa, mientras que todos los aciertos serán gracias a otros.
Esperábamos alguien más joven, yo incluido; sus 65 años no invitan a pensar en un cargo de más de una década, así que viendo su pasión por la seriedad, capacidad de liderazgo y agilidad en todos y cada uno de sus movimientos hasta la fecha, creo que Nintendo va a meter la quinta marcha y dejar la velocidad de crucero. Me explico.
Es cierto que desde 2014 el plan de Iwata -el cual Kimishima no quiere alterar- estaba empezando a dar sus frutos, pero creo que coincidiréis conmigo en que todo debería haber sucedido antes; amiibo podría haber existido antes, Wii U debería haber salido mucho antes, 3DS pide a gritos una renovación de hardware, por no hablar del retrasado segundo stick... Incluso la incursión en el mercado móvil, que llevaba fraguándose desde hacía un lustro, debería haber comenzado a brotar cuando Wii todavía daba coletazos.
Dejar atrás el conservadurismo
Ahora se plantea una tesitura donde no hay lugar para el titubeo. Estamos hablando de una Wii U que vende 43.000 unidades mensuales y que en Japón coloca unas 12.000 a la semana. Con 10 millones de unidades en casi tres años, creo que lo mejor será pasar página, por mucho que nos escueza a los que en noviembre de 2012 -que todavía se siente como algo cercano, porque lo es-, salimos de una tienda con un enorme mando con pantalla. NX es una necesidad, y Kimishima debe hacer todo lo posible para que dentro de doce meses esté contándoos cuántas uñas me quedan para que salga a la venta. Qué decir del mercado móvil, cuyo primer título estará disponible antes de finalizar el año.
Hay que dejar los egos a un lado sin abandonar la política de comunicación que tan bien había funcionado este último lustro. Los Nintendo Direct son un acierto, porque me cuentan, directamente, cuánto me va a costar mi hobby favorito en los próximos meses. Ese hieratismo que le caracteriza debería transformarse en seriedad para la imagen de Nintendo; no me malinterpretéis, pero no me gusta que se conciba a la compañía como una marca sólo para niños, y aunque haber conquistado al jugador casual sea un mérito enorme, los más tradicionales y acérrimos queremos dejar de desempolvar GameCube para jugar a F-Zero.
Con todo, mis sensaciones a día de hoy son de esperanza y de confianza; no creo que la decisión haya sido fácil y tampoco que le hayan escogido unos pocos. Ha recibido el sí de muchas personas, siendo ahora el momento clave. La maratón no ha hecho nada más que comenzar, con la diferencia de que antes comenzaban en el mismo punto que el resto, mientras que ahora son los otros quienes llevan ya unos kilómetros de distancia.
¿Será capaz Kimishima de recuperar el terreno perdido y mantener a Nintendo en la senda que estaba? ¿Veremos un cambio radical como sucedió cuando Iwata recibió el sí de Yamauchi? Os lo contaremos.