A comienzos de año hemos tenido la oportunidad de conocer varias propuestas que pretenden revolucionar el mercado del videojuego en los próximos meses. Entre ellas destacaban proyectos como Stadia, impulsado por Google, o la plataforma Mad Box, desarrollada por Slightly Mad Studios, responsables de la franquicia de conducción 'Project Cars', que con este proyecto pretendían dar el salto a la producción de hardware.
Y hablamos en términos condicionales porque, según han explicado sus propios responsables, el anuncio en la GDC de Stadia ha supuesto todo un terremoto en el estado de desarrollo de su plataforma, que de llegar al mercado también deberá hacerlo con un nombre completamente distinto al que ahora conocemos, pues una empresa francesa ha reclamado favorablemente el uso del termino "Mad Box" como propio.
Inversores a la fuga
Cuando la plataforma se presentó ante el público sus datos técnicos no parecían dejar lugar a dudas. Nos encontrábamos ante el hardware más potente visto en un dispositivo de estas características, pero el anuncio de Stadia y su sistema de streaming parecen haber asustado a los inversores con los que ya contaban en Slightly Mad Studios, que ahora reconoce que el futuro del dispositivo es bastante incierto, aunque por su parte continuarán buscando formas de llevarlo a cabo en los próximos meses.
Nathan Bell, director de marketing de la compañía, ha ofrecido unas declaraciones que recogen medios como Pc Games Insider donde explica el estado actual del proyecto y su debilidad en estos momentos. "Teníamos una sólida inversión inicial, pero Google ha dicho que el futuro de los videojuegos no es una consola y eso no nos ha hecho ningún favor", aclara Bell, que además añade, "dos de nuestros inversores se retiraron después del anuncio de Stadia. Todo lo que puedo decir en este momento es que el futuro del proyecto es cuestionable".
Como decimos, este último movimiento se ha sumado al del registro de la propiedad intelectual, lo que no parecen ser buenos cimientos para llevar a cabo un proyecto de esta envergadura, pues en la mente de muchos resuenan proyectos como Ouya, que finalmente, pese a todos los trámites pasados, acabaron siendo plataformas sin repercusión y caídas rápidamente en el olvido colectivo.
Las previsiones del estudio era que la plataforma, que no llegaría al mercado hasta dentro de unos tres años, permitiese poder disfrutar de juegos en realidad virtual a 4K y 180fps divididos entre los dos segmentos que ocupan las pantallas de los dispositivos de este corte, así como un diseño, tanto de plataforma como de controlador, que permitiese a los jugadores tener una infinidad de controles táctiles y personalización a través de luces RGB, conectividad entre dispositivos y opciones de personalización física, algo que no terminó de gustar a los usuarios, que reclamaban ciertos rediseños en el hardware.