Cuando se habla del terror en los videojuegos siempre hay un nombre que sale a la palestra: 'Silent Hill'. Pocas franquicias más emblemáticas existen dentro de una temática que lleva tantos años aterrorizándonos. Con permiso del incombustible 'Resident Evil', el título que llegó a PlayStation de la mano de Konami —desarrollado por Team Silent— acaba de cumplir su 20 cumpleaños en Occidente. Concretamente, fue un 1 de agosto de 1999 cuando comenzamos a pasar miedo en esa ciudad envuelta por la niebla. Dos décadas después, continúa siendo uno de los mejores survival horror de todos los tiempos.
El terror que rompió las reglas del miedo
'Silent Hill' cambió la percepción que muchos teníamos del miedo en los videojuegos. Porque ya no era necesaria la oscuridad o las criaturas de difícil descripción —que también—, sino que con su llegada, uno podía sufrir el miedo en sus propias carnes a plena luz del día. Esa ciudad tenía algo especial, algo en lo que durante muchos años han coincidido todos los protagonistas de la saga que han deambulado por sus calles. Tal vez el tratamiento del sonido en busca de ese martillo ambientacional mediante el uso de efectos industriales. Tal vez el trasfondo bíblico y la idea de culpabilizar al personaje y dibujar sus miedos internos con una visión muy turbia de ellos... Por alguna razón, 'Silent Hill' continúa ofreciendo una experiencia terrorífica.
A nivel jugable, el juego de Konami también sentó las bases de lo que hoy día podemos encontrar no pocas veces en el género. Y es que, a pesar de mantener las mecánicas propias del género, su apuesta por los niveles extensos y la libertad de exploración conquistaron a muchos usuarios que todavía recuerdan eso de encontrar una llave en la caseta del perro de la calle Levin St. Aquello fue llegar y besar el santo y hoy hace veinte años y 24 horas de aquel momento. Felicidades.