Por todos es sabido ya que 'Sonic' hace mucho que dejó de vivir la gloria de sus primeros juegos. Muchos lo achacan al paso a las 3D, otros a que Sega ya no es lo que era, y otros directamente lo tachan de vieja gloria que no hace más que dar palos de ciego acerca de qué nueva dirección tomar con la serie. Porque lo cierto es que Sonic no va a morir, es ya un personaje clave dentro de la iconografía del videojuego y que representa muchísimas cosas. A estas alturas ya estamos acostumbrados, y hasta Sega sabe perfectamente que en este caso en concreto, cualquier tiempo pasado fue mucho mejor.
Sónico el Erizo
Es por eso que no son pocas las veces que nos ha traído vueltas a los orígenes con la franquicia. Desde el fallido 'Sonic 4' hasta 'Sonic Generations', y ahora para celebrar el 25 aniversario del personaje (aunque sale en el 26) nos llega 'Sonic Mania'. Sega acaba de mostrarnos en un vídeo cómo será la Green Hill Zone Act 2, es decir, la segunda fase del primer mundo del juego que tan famosísimo se ha hecho.
Se trata del mismo nivel que todos conocemos, con sus loops, sus muelles y su estructura tan vertical como horizontal. Sin embargo, ae le añaden nuevos elementos y mecánicas que lo renuevan y le dan un plus más de interés para aquellos que ya lo hayan jugado, que son a quienes va dirigido el título. Por ejemplo, tenemos un nuevo power-up que imbuye a Sonic con fuego y le permite quemar un puente de madera con pinchos para acceder a una nueva área de al fase.
Otro de los añadidos para este nuevo juego, según cuenta la nota de prensa, son una serie de nuevos jefes finales llamados "Hard Boiled Heavies". Se trata ni más ni menos que de robots comandados por Robotnik que plantearán nuevos retos a Sonic en sus aventuras.
'Sonic Mania' es una oda al erizo azul más clásico. Un juego que no se corta un pelo en traer de vuelta lo mejor de aquellas entregas de los 90 en la antigua Master System, pero trayendo consigo nuevos niveles, enemigos, mecánicas y personajes. En palabras de la propia Sega, "'Sonic Mania' es la celebración definitiva del pasado y el futuro". Aunque la primera, desde luego, no es.