El 5 de Febrero 2018 | 18:51
Si seguís al día la emisión en Japón de 'Dragon Ball Super', esta semana hemos podido revivir una de las técnicas más devastadoras de la franquicia. Sin querer entrar en destripes para aquellos que no lo hayáis visto aún, la falta de sangre en ese momento me ha llamado demasiado la atención.
Ya es conocido por todos que 'Super' no se caracteriza por mostrar crueldad en este tipo de escenas, más allá de unos cuantos fotogramas donde sí se han visto sangrar a algunos personajes, pero esta semana sí que tenía una razón lógica como para que esto hubiera sucedido.
El hecho más obvio de esta falta de gore es el horario de emisión, los domingos por la mañana. Entiendo que esta nueva franquicia, en concepción, se dirige a los jóvenes que no habían podido vivir una emisión de la saga. Pero si la comparamos con las anteriores arcos argumentales, el déficit en esta cuestión es demasiado cuestionable.
Todos tenemos en la memoria la pelea de Radditz contra Goku, o el propio Kakaroto en la primer enfrentamiento con Vegeta. Fueron batallas donde los personajes acababan machacados, envueltos en sangre por todos lados y con una violencia casi extrema.
Lo cierto es que 'Dragon Ball' nunca se ha caracterizado por dar mucho protagonismo a este tema, si lo comparamos con mangas como 'Los caballeros del Zodiaco' o más recientemente 'Ataque a los Titanes', pero no olvidemos que estamos hablando de un anime sobre peleas, violencia, y como su famoso opening decía "destrucción".
Déficit narrativo
Si leemos el manga, ahí si que no existen las medias tintas, la sangre, los golpes, incluso desmembramientos o mutilaciones están a la orden del día, pero ¿pierde credibilidad el anime sin ese toque sangriento? Lo primero que debería quedar claro, como ya he afirmado, es que se trata de una serie violenta, la cual no debería ir dirigida a un público menor. Teniendo claro este punto, la falta de gore sin duda hace que se pierda fuerza en lo que se quiere mostrar.
No se transmite el mismo sufrimiento con un luchador ensangrentado y exhausto, que solo mostrando unas manchas en su piel como si viniera de limpiar el polvo. No estoy diciendo que sea necesario un baño de sangre continuo, ni mucho menos, pero es fundamental crear una escena que transmita, que haga sentir al espectador el dolor que el personaje siente en ese momento, y sin sangre eso no se consigue.
Imaginad la escena de 'Los caballeros del zodiaco' donde Shiryu se automutila para quedarse ciego y que la magia de Medusa no le afecte. Un momento de tal dramatismo no puede ir exento de marcas de dolor, ya no solo por su significado más tangible, sino porque demostraba el sacrificio de un luchador para salvar a sus amigos, poner la amistad frente al propio dolor.
Si volcamos estos sentimientos a la escena que narraba al inicio de estas líneas, para mí se ha quedado vacía y sin fuerza. Si la comparamos con la original, el esplendor del personaje, junto a las marcas de la cruel batalla conformaban un conjunto brillante, donde solo una imagen mostraba que los hechos que iban a acontecer eran más que justificados. Violencia, tristeza, amor, amistad y responsabilidad, todo mezclado en un fotograma casi perfecto.
Esta semana en 'Super' se ha querido rememorar un momento que, sin el estremecimiento de la sangre y el dolor, ha quedado es una pura anécdota más que en una escena que nos llegue al corazón. A veces, sangre, sudor y lágrimas sí son necesarias.