La industria del videojuego se encuentra cambiando constantemente y en múltiples sentidos. Ya no solamente hablamos de los gustos de los jugadores o las tendencias de las compañías a la hora de desarrollar las obras que acapararán las portadas de centenares de webs, sino de la interpretación que hace el usuario, el consumidor, sobre estos productos de bien.
Un reflejo de cómo consumimos en esta industria
Seguramente no vayamos errados si decimos que hay cada vez más motivos para no reservar los lanzamientos, pero eso es un tema que podemos tratar en otro momento. Lo que hoy nos interesa es el reportaje que hemos leído en Venture Beat donde se demuestra que la tendencia de reservar los videojuegos antes de su salida sigue al alza; los usuarios han reservado un 24% más de veces un título en comparación con los datos registrados en 2014.
Para la realización del informe se han tomado datos recopilados a lo largo de los últimos años por Adobe Digital Index. A su vez, los ingresos por las reservas han aumentado un 33% cada año desde los últimos cursos, algo que demuestra que no solamente reservamos más sino que pagamos más por la reserva. Un ejemplo claro viene cuando las tiendas nos obligan a desembolsar, por ejemplo 10 euros en vez de 5 para llevarnos a casa un ticket que nos asegure tener esa edición coleccionista o estándar de la obra que nos quita el sueño.
Sin embargo, también se ha demostrado en el informe tras realizar múltiples encuestas que la satisfacción con las reservas es cada vez menor, habiendo por ende mucha más negatividad ante este tipo de acciones que, al fin y al cabo, no benefician en absoluto al usuario. Los Season Pass, contenido descargable meses más tarde del lanzamiento de un juego triple A o demás formas de hacer dinero tras haber pagado grandes sumas en su momento, son cosas que no están gustando nada al respetable... y no parece que queramos hacer que la situación cambie.